Soy mujer y atea, y en la contraportada de EL PERIÓDICO del 3 de noviembre un señor se queja de que la "minoría" católica es discriminada. Vivo en un Estado laico que respeta de igual manera a todas las religiones y a la gente que no profesa credo alguno. Asimismo, apostamos por la igualdad de sexos y hacemos leyes para que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres. Pero resulta que la visita de un representante de una religión en concreto provoca la paralización de parte de Barcelona y el gasto de parte de mis impuestos. Si yo, atea y mujer, gasto dinero y tiempo (no puedo acceder de manera normalizada a zonas concretas) para que un alto dignatario religioso, que propugna una religión y un pensamiento que van contra los derechos humanos (la institución eclesiástica es exclusivamente masculina), contra los derechos morales (prohibir el preservativo es antimoral), contra la igualdad entre religiones (si viene una alta autoridad musulmana no se le profesa el mismo trato),¿dónde está la laicidad del Estado? La Iglesia católica me discrimina como mujer, y el Estado, como ciudadana atea. Y luego dirán que proporcionará muchos ingresos y beneficios a Barcelona la visita del Papa.
Por un Estado laico
España es el único país de la UE que se declara aconfesional, mientras la gran mayoría son laicos,…