El que insulta demuestra que no es cristiano, pues Jesús condenó de la manera más rotunda a quien insultara a su prójimo. Por la boca muere el pez, y el cardenal Primado de España ha mostrado que lo suyo es la política, y no la religión, al proclamar “paletos”, es decir –según la Real Academia- “incultos” a quienes nos manifestamos contra el modo en que se realiza la visita del papa a Madrid: con lujosa ostentación y con los impuestos de todos.
Se trata de una mayúscula proyección freudiana, pues en sus palabras destacan varios tristes ejemplos de incultura, o algo peor. Primero, porque se queja de que otros insultan y él lo hace así, en frío y desde su alto cargo eclesiástico.. Segundo, porque en Londres y París, ante la visita del papa, se han celebrado también fuertes manifestaciones de protesta, sin que por eso dichos países hicieran “el ridículo mundial”, sino mostraran la pluralidad propia de una democracia, en la que la jerarquía católica es obvio -por su misma estructura- que no cree. Tercero, porque al decir, a estas alturas, que no hay financiación pública de esa visita falta a la verdad; y él mismo lo reconoce implícitamente al añadir que “aunque la hubiera”, sería como a los sindicatos (¡!).