COMUNICADO DE REDES CRISTIANAS SOBRE LAS DECLARACIONES DEL PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL A PROPÓSITO DEL ALCALDE DE VITA
Con sorpresa e indignación, hemos escuchado recientemente al presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, monseñor Argüello, valorar la participación del alcalde de Vita (Ávila) en las fiestas locales con una canción, no solo lamentablemente casposa, sino que hacía referencia sin el más mínimo pudor, al abuso sexual a una niña.
La descalificación y condena a dicho alcalde ha sido unánime por parte de la opinión pública y de entidades de distinta orientación ideológica por lo que su conducta supone de blanqueamiento de la pederastia.
Ante las preguntas de algún medio de comunicación al respecto, monseñor Argüello ha reprobado, claro, la actuación del alcalde, pero de algún modo ha justificado lo ocurrido en el contexto de las fiestas de los pueblos en los que muchas personas beben demasiado. Además, ha dicho que hay otros casos reprobables, canciones… en dicho tipo de fiestas y que hay que procurar no caer en un puritanismo. (La entrevista, realizada por Europa Press puede verse en: Presidente de la CEE reprueba cánticos del alcalde de Vita pero pide ponerlos “en contexto” (europapress.es)
La cuestión de los abusos es de tal gravedad que asombra que dichas justificaciones, a las que nadie le obligaba, se hayan puesto sobre la mesa. La Iglesia Católica en España tiene, claramente, un gravísimo problema sin resolver con la pederastia, cometida por miembros del clero y laicos vinculados a instituciones religiosas, por tanto, se espera de su máximo responsable una especial sensibilidad y una condena tajante hacia el tema. Hay cuestiones que no se pueden frivolizar ni justificar por el hecho de que una persona esté de fiesta o haya bebido. Aquí no caben medias tintas y la condena de lo que nunca puede ser una “bromita” ha de ser implacable. Qué ocasión ha perdido monseñor Argüello para mostrar que la lucha de la Iglesia contra la pederastia es creíble y que hay que exigir a toda la sociedad que se manifieste de manera inequívoca en contra de esa lacra, que tanto dolor y sufrimiento causa y, cómo no, exigírselo a cualquier autoridad pública, un alcalde en este caso.
Resulta igualmente indignante y triste el comentario de no caer en el puritanismo cuando estamos viendo las protestas continuas de la jerarquía católica cuando considera que ha habido ofensas a la religión en distintos hechos (el más reciente, en la inauguración de los Juegos Olímpicos). ¿No ha habido aquí también, en la canción del alcalde de Vita, una ofensa a la religión que aboga por la defensa de los más débiles e inocentes, como son los niños?
Pedimos al presidente de la Conferencia Episcopal una rectificación de sus declaraciones y esperamos de él una condena clara y sin paliativos de la actuación del alcalde de Vita.