Los sectores tradicionales de la sociedad sevillana emprenden una nueva cruzada en contra de las libertades. Parece que les sulfura que las personas podamos decidir libremente como vivir.
En este caso el objetivo es reforzar la campaña de la jerarquía católica en contra de la reforma de la ley del aborto.
El diario ABC sigue empeñado en gobernar la ciudad desde el cuarto poder y en este caso pone su maquinaria de crear opinión a disposición de los partidarios de restringir la libertad de los ciudadanos.
Pero no mezclemos cosas. Como dijo Jack, "the ripper", vayamos por partes.
Embarazo libre
En primer lugar vayamos al fondo del asunto: El aborto no es algo bueno en sí mismo. No conozco a nadie que opine lo contrario. No creo que ninguna mujer en su sano juicio aborte por diversión. Así que declararse "contrario al aborto" no es decir mucho. El aborto ha de ser considerado como una opción mala cuando una mujer se enfrenta a otra opción peor: Un embarazo no deseado. Y es un problema de libertad, pura y simplemente. ¿Quién se atreve a decidir por otro en este caso?
La reforma legal en curso va encaminada a corregir los errores de la ley anterior que considera criminal un comportamiento que está socialmente asumido: Que en las primeras semanas del embarazo (cuando se detecta), una mujer tiene derecho a decidir si quiere seguir adelante con la gestación o no, independientemente de cómo se haya producido la concepción y de la viabilidad del feto.
Es necesario aclarar, para tranquilidad de todas las personas religiosas, que a ninguna mujer se le va obligar a abortar en contra de su voluntad. Aunque haya sido violada por su propio padre, aunque el feto tenga una enfermedad horrible que proporcione una vida de sufrimiento a la nueva criatura y a todos los que la rodeen, aunque la madre pueda poner en riesgo su salud e incluso su vida, nadie va a decidir por ella. Así que todas las católicas (me refiero a las "de verdad") y otras mujeres que no acepten la opción de abortar por razones religiosas o ideológicas, pueden estar tranquilas: La ley protege su derecho.
O sea. Que esto no va con ellas. Esto va con las que quieren decidir por ellas mismas, y no permitir que esa decisión la tomen un grupo de hombres oficialmente célibes, que se consideran a ellos mismos grandes autoridades en lo concerniente a cuestiones de familia.
En lugar de liar la cuestión deberíamos hablar de lo que en el fondo está en juego: La libertad de cada mujer para decidir cuántos hijos quiere tener y en qué momento. Los que apoyamos esta reforma legal estamos a favor de que las mujeres decidan sobre su cuerpo y qué tipo de familia quieren tener. Los que se oponen bajo el engañoso lema "Sí a la vida" están intentando condenar a las mujeres a alumbrar y criar a los hijos que no desean. ¡Vaya vida!
Las hermandades y su papel en la sociedad
No sé cómo se verá el asunto de las hermandades desde fuera, pero en Sevilla está muy claro que son, básicamente, instrumentos que canalizan una afición muy extendida en nuestra ciudad: La de organizar procesiones. Desconozco si hay alguna estadística fiable, pero no creo que en Sevilla se organicen menos de cien procesiones al año, la mayoría de gran nivel estético. ¡Eso es afición!
Quiero dejar claro que no tengo nada que objetar a dicha práctica, siempre que se procure molestar lo menos posible al resto de conciudadanos. Me parece una forma de diversión ciertamente extraña cuando se mira desde fuera, pero no más que otras que existen en el mundo. Y reconozco la plasticidad del espectáculo que brinda Sevilla cada primavera.
Incluso apoyaría el proyecto que circula hace años de crear un "procesionódromo" donde puedan divertirse y organizar incluso competiciones: Los aspirantes al premio a la mejor chicotá del año son…
Por el contrario, la asistencia a celebraciones religiosas deja bastante que desear. Salvo honrosas y contadas excepciones, en los que incluyo a los que cumplen con los preceptos de su religión y a los que no acudimos jamás a ritos que nos son ajenos, la religiosidad de los sevillanos se rige por las siglas BBC-E (bodas, bautizos, comuniones y entierros).
Política en la Semana Santa: ¡NO!
Por otro lado, las hermandades han sido tradicionalmente y siguen siendo (gracias a la indignante desvergüenza de nuestros representantes políticos) instrumentos para la promoción personal de detarminados sujetos, que hacen carrera en ellas para ganar prestigio e influencia social. Repasen ustedes la nómina de hermanos mayores, prebostes, mayordomos y demás y tendrán ustedes una cohorte de cortesanos con ganas de figurar.
Todo ello hace que las autoridades religiosas pretendan convertir a las hermandades penitenciales en instrumentos de sus manejos políticos, y las usen como medio para difundir sus consignas, apoyando determinadas opciones políticas y combatiendo otras.
Esto es lo realmente lamentable: Que unos señores que viven de la creencia o la afición de los demás pretendan utilizar en su propio beneficio unas instituciones históricas que no tienen nada que ver con problemas políticos. Incluso para los propios cofrades debe ser una falta de respeto y una traición a la esencia de las hermandades que se las quiera usar para hacer política.
Encuentro despreciable este afán por dividir y crear polémica donde las personas acuden movidas por sus sentimientos para honrar tradiciones centenarias.
Y, finalmente, me parece indigno que se quiera utilizar a las hermandades de Semana Santa para provocar la desgracia de muchas mujeres, obligadas a elegir entre la clandestinidad o renunciar a su proyecto de vida.
Nunca imaginé que el título "Hermandad de penitencia" fuese a adquirir tal significado.