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Una víctima de abusos delante de la escuela de los Jesuïtes de Casp. | JORDI OTIX / GERMÁN GONZÁLEZ J. G. ALBALAT

Jesuitas y víctimas · por Sílvia Cóppulo

​Descargo de responsabilidad

Esta publicación expresa la posición de su autor o del medio del que la recolectamos, sin que suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan lo expresado en la misma. Europa Laica expresa sus posiciones a través de sus:

El Observatorio recoge toda la documentación que detecta relacionada con el laicismo, independientemente de la posición o puntos de vista que refleje. Es parte de nuestra labor observar todos los debates y lo que se defiende por las diferentes partes que intervengan en los mismos.

No se habla cuando se quiere, sino cuando se puede. La persona abusada debe asimilar la experiencia que ha vivido y encontrar apoyo emocional para superar la vergüenza y el temor

Ella es la víctima. Tiene 37 años. Denuncia que, cuando era una adolescente de 16 años, el sacerdote Francesc Peris laabusó sexualmente. El delito no ha prescrito.

Peris fue profesor del colegio jesuita de la calle Casp, de Barcelona. Tiene 80 años. Es abusador confeso de otros casos. La congregación lo envió a Bolivia, la respuesta habitual. Ocultar a los sacerdotes abusadores en países del hemisferio sur, donde pudieran continuar abusando de otros niños, incluso con más virulencia e impunidad. Sus superiores miraban hacia otro lado; encubrían el delito. La salud mental de los niños y las niñas nada les importaba. ¿Su supuesto cristianismo dónde queda?

Durante veinte años, ella ha mantenido los abusos sexuales en secreto. Según un estudio de la Comisión Europea, entre el 60% y el 70% de las víctimas no revelan lo que les ocurrió hasta que son adultas. El 28% no lo cuenta nunca. No se habla cuando se quiere, sino cuando se puede, aunque el silencio corroa. Tenemos que entenderlo. La persona abusada debe asimilar cognitivamente la experiencia que ha vivido y encontrar apoyo emocional para superar la vergüenza, la culpa o el temor a ser considerada una mentirosa, más aún ante la percepción de poder e impunidad del agresor. Estamos ante una forma de maltrato infantil, reconocida por la OMS como un problema de salud pública.

El documental ‘La Fugida’, coproducido por EL PERIÓDICO, 3Cat y Ottokar, de junio de este año fue esencial para exponer otros abusos sexuales de Peris. Pau Vidal, delegado de los jesuitas catalanes, afirmó que tanto la Compañía de Jesús como la Iglesia en general deben asumir responsabilidades pasadas y estar atentas a las presentes. Veremos. Los exalumnos piden a la fiscalía que investigue ahora los encubrimientos.

Porque los tiempos psicológicos y los judiciales no coinciden y se trata de proteger a las víctimas, es necesario que por ley los delitos sexuales contra menores no prescriban nunca. 

Como valientemente nos ha enseñado la víctima de su marido Gisèle Pelicot, hay que conseguir que la vergüenza cambie de lado

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