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Pablo Iglesias en el mitin anticlerical del Frontón Central (1901)

A mediados del mes de abril de 1901 se celebró en Madrid un mitin anticlerical, en el que participó Pablo Iglesias por el PSOE. Su discurso condensa la postura socialista hacia la Iglesia que no coincidía con las posiciones laicas defendidas desde el republicanismo y otros sectores progresistas, porque partía de otros presupuestos.

Pablo Iglesias defendió la tesis socialista sobre la supremacía de lo económico y social en la estrategia política frente a otras luchas consideradas como secundarias, aunque los socialistas no podían dejar de unirse a las causas contra las instituciones que pretendían mantener en la ignorancia a la clase trabajadora. Estarían a favor de la supresión de las congregaciones religiosas y de la más estricta separación entre la Iglesia y el Estado, pero en este asunto era prioritaria la confiscación de los bienes del clero. Lo otro era secundario. El problema fundamental que sufrían los obreros españoles era el económico. Todos los demás se derivarían del mismo, en una interpretación de las ideas marxistas, y desde el acusado obrerismo de Pablo Iglesias. El fundador del PSOE puso un símil para explicar su posición: la cuestión religiosa era a la económica, lo que la rama al tronco del árbol. La lucha de los obreros debía centrarse, por lo tanto, en lo esencial.

Así pues, la Iglesia, como el militarismo y la magistratura, no eran más que auxiliares defensores de la clase capitalista.

Pablo Iglesias teorizó sobre al anticlericalismo de aquel momento histórico. Por un lado, consideraba que había uno de raíz liberal y burguesa, y otro más radical y revolucionario. Los defensores de la primera modalidad solamente combatían al clero en tanto que pretendía recuperar su poder de antaño. Para estos anticlericales la Iglesia tenía que someterse a la burguesía, debiendo dedicarse a predicar resignación “a los esclavos del capitalismo”.

Pero los socialistas y los más radicales estaban en contra de toda la Iglesia, no sólo contra el clero regular, el gran objetivo del otro anticlericalismo al considerar que era inútil frente a la “utilidad” del secular en esa misión domesticadora de la sociedad. El socialismo no quería que se predicara esa resignación en perjuicio de la clase obrera. Esta crítica era de gran actualidad, dada la legislación francesa contra las congregaciones.

Pero también es cierto que Pablo Iglesias tendía puentes hacia el otro anticlericalismo, ya que reconocía que suponía un primer avance en la lucha contra la opresión que significaban las órdenes religiosas, “elementos oscurantistas y reaccionarios”. Pero, después, el socialismo combatiría tanto a la burguesía como al clero secular. La Iglesia no caería, realmente, hasta que no se derrumbase por el empuje de la clase trabajadora.

Podemos consultar el discurso de Pablo Iglesias en el número del 3 de mayo de 1901 de El Socialista.

Bibliografía sobre socialismo español e Iglesia: Arbeloa, Socialismo y anticlericalismo, Madrid (1973); Gómez Llorente, Aproximación a la historia del socialismo español hasta 1921, Madrid (1976); y Mate y V. Arbeloa, “La crítica de la religión en el socialismo español”, Sistema, 31 (1979).

Eduardo Montagut, Historiador

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