Los datos, difundidos ayer por The Sunday Telegraph, señalan que una media de 861.000 católicos acudió regularmente a misa aquel año, frente a los 852.000 anglicanos que participaron en los oficios de su confesión. En Gales y Escocia los anglicanos todavía les sacan ventaja, pero andan pisándoles los talones, de forma que en todo el Reino Unido la Iglesia de Inglaterra, que se separó de la Iglesia católica romana en 1534, solo cuenta con 50.000 feligreses practicantes más que su rival. Y ello en un país donde, solo entre Inglaterra y Gales, hay 25 millones de anglicanos censados, frente a 4,2 millones sometidos a la obediencia del Papa.
La llegada de inmigrantes procedentes de África y Europa del Este engorda las filas católicas y hace que el descenso de la práctica confesional, que afecta tanto a una como a otra confesión, tenga menor repercusión que en las filas anglicanas, coinciden los expertos.
REIVINDICACIÓN
No todo son alegrías para el Vaticano. Al lado de las buenas noticias, el arzobispo de Westminster y presidente de los obispos católicos de Inglaterra y Gales, el cardenal Cormac Murphy O'Connor, desempolvaba ayer una vieja reivindicación en una entrevista del Financial Times en la que volvía a pedir que el Papa revise la doctrina que impide que los casados puedan convertirse en sacerdotes.
Murphy O'Connor habla en la entrevista de Benedicto XVI en comparación con Juan Pablo II y dice que, a diferencia de lo ocurrido durante anterior papado, cuando Wojtyla cautivaba a los creyentes "con sus gestos y su proximidad", ahora "la gente va a Roma, no tanto a ver el Papa como a escucharle". Ratzinger se gana a la gente "por lo que enseña y predica", asegura.