El presidente del Consejo Islámico Valenciano propone la financiación pública de los clérigos para cortar la influencia de células extranjeras

El presidente del Consejo Islámico Valenciano, Imad Al Naddad, ha asegurado hoy que debe ser el Estado el que financie a los imanes de las mezquitas en España, ya que es la "única forma de cortar las líneas de financiación de países extranjeros".

"Los imanes de las mezquitas están haciendo un servicio público y deben ser pagados por la administración" para que su mensaje "no sea incendiario" o en el mismo no haya "cierta influencia" de quien le financia, ha señalado Imad Al Naddad. El presidente del Consejo ha pedido a la administración central y autonómica su colaboración para la buena preparación de los clérigos, ya que es "muy importante para la buena integración de los musulmanes".

El Consejo Islámico agrupa a las mezquitas más Importantes de Valencia, Castellón, Alicante, Ontinyent, Crevillent y Sagunto. Al Naddad ha indicado que los imanes de estos templos "ni siquiera tienen contrato" y sus salarios mensuales son pagados con el dinero de recolectas de los fieles.

Imad Al Naddaf ha explicado que existe una "buena disposición" desde la Conselleria de Inmigración y Ciudadanía, aunque existen limitaciones, ya que las competencias de Justicia dependen del Gobierno central.

El centro islámico pide la regulación de los imames

La presidenta del Centro Cultural Islámico de Valencia, Amparo Sánchez, ha reclamado al Gobierno que estudie cómo regular la elección y el mantenimiento económico de los imames de las mezquitas, con el objetivo de que quien vaya a ejercer como tal tenga, al menos, estudios en Teología Islámica. Sánchez ha advertido de que, si sigue sin regularse esa figura, encargada de presidir la oración musulmana, "cualquier miembro de la comunidad que acude a rezar y tiene un poco de liderazgo puede llegar a ejercer de imam". Ese guía espiritual debería demostrar "que tiene estudios de Teología Islámica", que, aunque no se imparten en España, podrían convalidarse con los de las universidades de Francia, Inglaterra, Egipto o Túnez.

El problema es que se le debe pagar un sueldo, al ser un profesional, y eso es "un lujo que no tienen todas las comunidades islámicas", según Sánchez, que destaca la importancia de educar en igualdad y es partidaria de que haya una "discriminación positiva" hacia la mujer en determinados niveles para favorecer su integración.