La preocupación de Blázquez sobre la eliminación de los símbolos religiosos tiene como antecedente inmediato la polémica suscitada tras la decisión de los responsables de colegios públicos de Zaragoza, Mijas y Cartagena de impedir que se instalase un belén en los centros. En los tres casos, los directores de los colegios argumentaron que habían impedido -en el caso de Mijas, retirado- el belén para no ofender los sentimientos religiosos de los no católicos, especialmente de los musulmanes.
El obispo de Bilbao destacó que la llegada de la Navidad es una "buena noticia" totalmente contrapuesta al "goteo constante" de otras malas sobre la "eliminación de símbolos religiosos". En su opinión, la justificación que se aporta para eliminar "crucifijos o nacimientos" resulta poco convincente. "Defender que se hace para que quienes profesan otra religión o son increyentes no se sientan molestos en el Estado aconfesional", es una manera de "imponer el laicismo en la sociedad", criticó.
Para Blázquez, la pluralidad no es más respetada si se sumerge en la invisibilidad, o se oculta en la privacidad. Por ello defendió la necesidad de reconocer abiertamente la diversidad "en la intimidad del corazón y en las manifestaciones sociales".