La histórica discusión sobre el papel de la religión en la escuela laica cobra un nuevo sentido en centros en los que uno de cada cuatro alumnos son de origen migrante
Los colegios apuestan por potenciar elementos menos connotados como el tió para enseñar y transmitir las tradiciones catalanas
Que en los claustros surjan preguntas que hagan replantear cómo hacer frente a realidades cambiantes debería ser leído como síntoma de buena salud; de un profesorado vivo y atento; así que el punto de partida es esperanzador. Cómo celebrar la Navidad en la escuela pública, laica, es una de las cuestiones que sobrevuelan las salas de profesores año tras año, con más o menos fuerza en función de la sensibilidad del profesorado. ¿Dónde dibujamos la frontera entre qué es cultura y qué religión? ¿Hasta dónde podemos ‘culturalizar’ la Navidad? ¿Cómo podemos usar la trasmisión de las tradiciones catalanas como elementos de acogida? Preguntas que no son nuevas, pero que en el contexto actual, en el que uno de cada cuatro alumnos tiene sus raíces fuera de Catalunya, cobran especial sentido.