Braulio Rodríguez considera que representa «los valores que sostienen la democracia»
El arzobispo de Valladolid, Braulio Rodríguez, ha defendido el crucifijo como "símbolo" de la cultura e historia que han configurado "el Occidente en el que vivimos y los valores que sostienen la democracia", y como expresión de "los valores civiles que delinean la sana laicidad" española.
En un comunicado de prensa bajo el título ¿Cuál es la razón?, el prelado se refiere a la sentencia que ha obligado a un colegio público de Valladolid a retirar los crucifijos de las aulas y lugares comunes, decisión judicial que "acata" pero "no comparte".
El fracaso escolar y el crucifijo
El arzobispo arranca su exposición con el "preocupante fracaso escolar" en el sistema educativo español, que "no es culpa de que en algunos colegios públicos, muy pocos, haya algunos crucifijos colgados en la pared del aula escolar", ya que en el resto hace tiempo que "han desaparecido, se han guardado en el armario o colgado en otros lugares menos dignos".
Esos símbolos "no hacen mal, sino que son signo de amor entregado a los semejantes"
El prelado comparte las razones esgrimidas por el consejo escolar del colegio Macías Picavea para mantener los crucifijos en las aulas, al entender que esos símbolos "no hacen mal, sino que son signo de amor entregado a los semejantes, de paz y ejemplo" de cómo ayudar a transformar el mundo e incluso son parte "de una cultura viva en la mayoría de los pueblos de Europa".
Braulio Rodríguez sostiene que "no existe ninguna norma que prohíba los crucifijos en las clases", y no entiende que este símbolo pueda ser visto como una "amenaza" para otros niños o para la educación y el Estado laico.
Símbolo omnipresente en la historia
El arzobispo de Valladolid arguye que la cruz, a pesar de la sentencia, tiene otro sentido además del religioso y que no es "nada desdeñable", cual es ser "símbolo omnipresente en la historia y la cultura que han configurado el Occidente en el que vivimos y los valores que sostienen la democracia".
"No se puede pensar razonablemente que el crucifijo expuesto en el aula escolar sea un simple objeto de culto; es también un símbolo idóneo para expresar el elevado fundamento de los valores civiles que delinean la sana laicidad en el actual ordenamiento jurídico español", argumenta Rodríguez.
A su juicio, "no parece razonable en nuestro entorno cultural" hacer desaparecer ese símbolo, en un momento en el que los católicos "no extorsionan a nadie" ni impone nada a los que no son de esta religión, a la vez que aceptan otras "creencias".
"No nos molestan, si son hombres y mujeres de buena voluntad", reflexiona.
El prelado, que recuerda que algunos países como Italia o en la Baviera alemana se ha regulado la cuestión y se permiten los crucifijos en las aulas, concluye que "sin duda en el caso que nos ocupa las partes afectadas por la sentencia harán valer sus derechos, siempre con procedimientos democráticos".