Muy poco tiempo después de terminada la guerra, el 6 de mayo de 1939, la Inspección de Primera Enseñanza de la provincia de Barcelona remitió una circular a los maestros en el que se detallaban diversas cuestiones que debían regir en la nueva escuela española. En el preámbulo se realizaba una profunda crítica a la escuela laica, y se hablaba de los nuevos tiempos "heroicos" de la juventud española. Destacaban las siguientes órdenes, y que reflejaban la importancia de la religión católica en la educación:
1. Reposición del Crucifijo.
2. En cada clase tenía que haber, además del retrato de Franco ("Caudillo"), una imagen de la Virgen y, preferiblemente, de la Inmaculada Concepción.
3. Se debía celebrar el mes de María, es decir, mayo, ante su imagen y según lo establecido por la diócesis.
4. Los niños debían saludar al comenzar la jornada escolar, en la entrada, con el "Ave María Purísima", siendo contestado con la fórmula "Sin pecado concebida".
5. El Crucifijo repuesto debía tener como fondo la bandera de España.
6. Las ceremonias de izado la bandera al comenzar la jornada escolar, así como el arriado al terminar el día, eran obligatorias para todas las escuelas, y siempre debían ir acompañadas del himno nacional. Estas ceremonias debían realizarse en el patio de la escuela o en su interior cuando se carecía del mismo.
7. Para que se pudiera cumplir el precepto de ir misa los domingos, asistirían los niños con sus maestros a la iglesia en donde acudían las Organizaciones juveniles.
(Esta circular ha sido consultada en el libro de Ignasi Riera, Los catalanes de Franco, Barcelona, 1999, págs. 68-70, aunque los comentarios son del autor de este artículo).
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