La vicepresidenta asegura que ya se trabaja en el borrador del anteproyecto Rajoy: «A mí este debate del crucifijo nadie me lo plantea en la calle»
La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, anunció ayer, sin dar fechas, que ya se está trabajando en el borrador del anteproyecto de Ley Orgánica de Libertad Religiosa, 24 horas después de que el presidente Zapatero dijera que la retirada de crucifijos en los colegios no estaba «de momento» en la agencia del Ejecutivo. «No tengo fecha exacta» para presentar ese primer borrador, dijo Fernández de la Vega «pero cumpliremos nuestro compromiso». Ese compromiso fija la ley en esta misma legislatura.
El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, parece haberse convertido estos días en el portavoz oficioso de la Iglesia española en este contencioso. Sanz Montes, que el miércoles protagonizó una comentada entrevista en los micrófonos de la cadena Cope, se despachó ayer en el programa radiofónico de Carlos Herrera: «Quienes más tratan de tirar la cruz, cancelarla o censurarla, a veces andan justos de valores morales», señaló el prelado.
El nuevo arzobispo de la diócesis asturiana lamenta «que lleguemos a una especie de polémica, por no decir batalla, por un crucifijo». La futura Ley de Libertad Religiosa obligaría, según dijo, «a replantearse el calendario y también la geografía, porque tenemos salpicada nuestra geografía de cruces y cruceiros, referentes religiosos y estéticos, pero también morales que [a algunos] no vienen bien».
Entre las numerosas voces que opinan sobre el asunto, sobresale alguna con especial ascendencia. Una de ellas es la de Gregorio Peces Barba, ex presidente del Congreso y uno de los padres de la Constitución. «La presencia de crucifijos en las aulas no es algo que dañe pero sobra objetivamente en los centros públicos», afirmó pero con matices: «pueden darse casos en que padres y profesores consideren que los símbolos religiosos deben permanecer».
En Asturias, el presidente de la principal federación de padres de alumnos, la «Miguel Virgós» se niega a dar a la cuestión marchamo de polémica. «Estamos en un estado laico», recuerda Jesús Fernández Corrales «y la religión debe ser un asunto privado. Hay que ser muy respetuosos con todas ellas, pero sin olvidar que por encima de la religión está la Constitución». Fernández Corrales cree que «no hay que dar mayor importancia a este asunto».
Por su parte el catedrático de Historia Medieval y sacerdote Javier Fernández Conde señala que «el hecho de que en los centros públicos no figuren los símbolos religiosos me parece normal y no hay porqué rasgarse las vestiduras. En el caso de los colegios de la concertada, sostenidos con fondos públicos, lo que quizá haya que buscar es un pacto», apunta Fernández Conde para quien la polémica está «sobredimensionada», y recuerda que «ya hace mucho tiempo que muchos colegios retiraron los crucifijos y no pasó nada. Todo esto me suena a cortina de humo». Y en este último punto el historiador coincide con el arzobispo ovetense Jesús Sanz Montes. Javier Fernández Conde considera que es «urgente» la puesta en marcha de la Ley de Libertad Religiosa «que es el texto que tiene que tocar estos temas».
En España todo el espectro político tiene ganas de hablar El líder de la oposición, Mariano Rajoy, volvió a calificar la polémica de «absurda». «A mi este debate de los crucifijos nadie me lo plantea por la calle», para finalizar con una reflexión en torno a los derechos ciudadanos: «No creo que el Congreso tenga capacidad para decirle a la gente lo que tiene que poner en un colegio, y mucho menos en casa».
El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, continua sin soltar prenda, en una postura discreta e inteligente. La Ley de Libertad Religiosa respetará «profundamente el espíritu y la letra de la Constitución», dijo ayer en Canarias sin comprometerse a nada. Gabilondo «cocina» desde hace meses un posible pacto nacional por la Educación, plan que la polémica de los crucifijos puede alejar.