En cuatro de las noticias que este viernes 4 de diciembre de 2009, ocupan la portada de "El País" existe algún tipo de rectificación o marcha atrás por parte del Gobierno socialista.
Una de ellas informa de que la retirada del crucifijo de las escuelas públicas "va para largo", pese a lo pactado en el Congreso por el PSOE con IU y ERC y pese a la reciente sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.
Otra señala que, tras tantos días sin saber muy bien qué hacer en el caso de la activista saharaui Aminatu Haidar, los socialistas empiezan, por fin, a señalar con el dedo a los culpables del lío: las autoridades marroquíes.
La tercera indica que los socialistas negocian con el PNV alguna fórmula que permita sortear la polémica posibilidad de que las menores de entre 16 y 18 años aborten sin permiso paterno.
La última constata que "la presión en Internet fuerza al Gobierno a revisar su proyecto" de lucha contra la descarga gratuita de contenidos culturales protegidos por derechos de autor.
Negar la crisis, el mayor error
Para un Gobierno que ya no podía permitirse el menor fallo desde que cometió uno tan grave como negar en su momento la existencia de la crisis económica, todo esto es demasiado, todo esto en un mismo día acentúa la sensación de actuar con falta de preparación, descoordinación y escasa capacidad de comunicación. Llueve sobre mojado. Recordemos, por no ir más atrás, el mareo de los globos sondas sobre subidas de impuestos del final del pasado verano o la torpe gestión de las relaciones con los familiares de los secuestrados y con la opinión pública de un asunto, el del Alakrana, que, por lo demás, fue bastante bien llevado y terminó del mejor modo posible. La perplejidad y la inquietud se extienden por las filas progresistas.
Pérdida del voto joven
Una reciente encuesta de "Público" señalaba que los socialistas están perdiendo terreno en los caladeros que les dieron la victoria en 2004 y 2008: los jóvenes, los trabajadores asalariados, los votantes de centro, la gente situada a su izquierda, los andaluces, los catalanes… Y ello sin mejorar en Madrid o Valencia.
El PP, indemne a la corrupción
Entretanto, el PP mantiene firme sus posiciones, pese a los escándalos de corrupción, un asunto sobre el que la derecha es más "comprensiva" con los suyos que la izquierda. Se perfila así la verosimilitud de una victoria de Mariano Rajoy en los comicios de 2012, aunque su liderazgo no despierte el menor entusiasmo ni entre los conservadores. A tenor de todos los sondeos difundidos en los últimos meses, la "marca" PP podría resistir en el listón de los diez millones de votos, incluso sufriendo alguna erosión a favor de Rosa Díez, mientras que el PSOE podría perder un sustancioso bocado de sus 11 millones.
Remontada
La confianza de tantos socialistas en una remontada basada en las imágenes de Zapatero con líderes internacionales en la presidencia española de la UE y en una recuperación económica que probablemente ya esté en marcha pero que no dará frutos sustantivos en términos de creación de empleo y, aún más, de percepción pública hasta 2011 o 2012, suena ingenua. Bush padre y Felipe González perdieron, respectivamente, en 1992 y 1996 cuando las economías estadounidense y española ya volvían a crecer y cuando ambos políticos gozaban de amplio prestigio internacional.
Elecciones 2012
Para regresar con fuerza a la escena política hay que ser como Bill Clinton, un auténtico Come Back Kid. Hay que reinventar un personaje, hay que consolidar un Gobierno unido, sólido y de peso y hay que olvidarse de querer legislar sobre todo y concentrarse en los temas capitales. Es posible que el electorado de izquierda no se movilice en 2012 con la intensidad que lo hizo en 2008 ante la posibilidad del regreso de la derecha a La Moncloa. Intuyo que tampoco juzgará a los socialistas por la ampliación de derechos civiles –eso ya está descontado-, sino por lo que hicieron, por la claridad de rumbo y la mano firme que demostraron o no, ante la crisis económica.
Javier Valenzuela es periodista y escritor. Ha sido corresponsal de El País en Beirut, Rabat, París y Washington y director adjunto de ese periódico, así como Director General de Información Internacional de la Presidencia del Gobierno entre 2004 y 2006.