Carta de ?beda Laica al Consejero de Educación de Andalucía
El pasado día 13 de marzo, en la reunión mensual del colectivo ÚBEDA LAICA, se acordó remitirle un escrito relacionado con su deseo de que los restos mortales de Antonio Machado fuesen trasladados a la ciudad de Sevilla.
Las personas que han visitado (más bien realizado una peregrinación laica) a Colliure para rendir homenaje nuestro gran poeta, han podido constatar el largo camino que desde Figueras tuvo que recorrer en compañía de su madre y miles de refugiados hasta llegar al bello pero infausto lugar donde murió. Su sencilla y austera tumba recoge el colorido de banderas y notas escritas con amor, cariño y emoción. En ÚBEDA LAICA pensamos que abrir la puerta a un nuevo lugar de reposo en Sevilla, pero, ¿por qué no en Soria, Baeza, Segovia o Madrid?, no aportaría nada a la biografía del escritor
pero sí que de seguro abriría una interesada, tardía y huera disputa entre estas ciudades machadianas para acoger los restos mortales de Don Antonio.
Afortunadamente, nuestro paisano Antonio Muñoz Molina ha manifestado en el suplemento literario de El País del pasado 15 de marzo su opinión al respecto, una opinión que, con su innegable maestría, expresa mucho mejor que nosotros, por lo que nos permitimos hacer uso de sus palabras para reforzar nuestros argumentos:
“Quien visite esas tumbas habrá repetido una parte de la peregrinación de los que yacen en ellas […] (hay quienes) de vez en cuando adoptan una expresión pensativa y sublime y declaran que ha llegado el momento de reparar una injusticia histórica, que hay que traer los despojos de Manuel Azaña de Montauban y los de Antonio Machado de Colliure, que hay que seguir buscando los huesos de García Lorca , o abrir la tumba de Margarita Xirgu en Montevideo, o la de Pedro Salinas en Puerto Rico. Imaginan, supongo, procesiones pomposas, reportajes propagandísticos en televisiones oficiales, discursos de ministros, consejeros,… Si se quiere hacer algo por la memoria de Antonio Machado que abran las escuelas a una educación rigurosa y democrática como la que él soñaba”.
Mejor expresado y compartido imposible, señor Consejero.
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