Martínez insta a evitar ver la televisión cuando «se denigre a Jesucristo»
El discurso del obispo de Zamora, Gregorio Martínez, durante la solemne misa de la Natividad celebrada ayer en la capital fue breve, pero conciso y contundente. Con una crítica directa a algunas de las leyes y decisiones recientes del Gobierno central, el prelado se dirigió a los católicos para exponerles que «no podemos quedarnos de brazos cruzados». Tomó como objeto de su mensaje la decisión de suprimir los crucifijos en las aulas educativas, acto que calificó como «jugar con los sentimientos más nobles y más grandes de nuestra fe de una manera intencionada».
De ahí que se dirigiera a quienes ayer asistieron a la Seo para vivir la celebración de la Natividad de Jesucristo al objeto de pedirles, en nombre de todos los demás, que se rebelen contra este tipo de políticas. «Cuando se quitan los crucifijos o se intenta quitarlos, cuando se juega y no sólo de una forma ingenua, sino intencionada, con los sentimientos más nobles y más grandes de nuestra fe, intentando quitar la cultura preexistente basada en la fe cristiana, no podemos quedarnos con los brazos cruzados», apuntó el mitrado. Gregorio Martínez interpretó que ciertas decisiones políticas tratan de sustituir la cultura cristiana «por otra cosa que no sabemos qué es, pero que resulta contraria y opuesta a los principios católicos que han configurado la vida de los ciudadanos». De ahí que sus palabras pusieran la mirada en «los católicos, los cristianos, los ciudadanos que creemos en esa fe y que hemos seguido y seguimos esas creencias y hemos configurado nuestra vida personal y social de esa manera», a quienes pidió reaccionar.
El obispo concretó, incluso, algunas medidas para demostrar el descontento que existe en la institución eclesiástica y en quienes representa con respecto del Ejecutivo central. «Podemos hacer más de lo que creemos. Por ejemplo, cuando estamos viendo un programa de televisión en el que se denigra la fe y que ridiculiza los misterios fundamentales de Jesucristo, hay que cambiar inmediatamente», apuntó Martínez. «Así bajará la audiencia, y habrá signos reales de que hay una reacción contraria a esa propuesta», explicó el responsable de la Diócesis.
Y tras esos duros ataques, a los que imprimió una energía especial, el obispo llamó a los zamoranos a refrendar sus convicciones. «Confesemos esta fe y defendámosla como parte fundamental de nuestra vida, de nuestra tradición más genuina, de nuestra identidad más perfecta», pidió Martínez desde el altar mayor de la Catedral.
Mientras el Papa Benedicto XVI pronunciaba en Roma la bendición Urbi et Orbi, el obispo no se olvidó en Zamora de resaltar el nacimiento de Jesús sobre las ancestrales tradiciones paganas de adoración del sol. «No caigamos en la tentación de pensar que éstas son las fiestas de invierno, que éste es el solsticio de invierno, anulando así el hecho esencial de la fe cristiana, del cristianismo, que consiste en confesar, porque así fue, que Jesucristo se hizo hombre y murió por nosotros y resucitó», defendió Martínez Sacristán.
Como conclusión a su homilía de Navidad, el prelado llamó a los asistentes a defenderse frente a los demás. «Que la vida en el hogar se base según Dios y no según quieran algunos», expresó el obispo en el discurso central de una eucaristía que congregó a un buen número de fieles, amén de quienes quisieron acercarse hasta el templo mayor de la ciudad en la jornada festiva.
Asimismo, decenas de personas recorrieron los pasillos de la Catedral para rezar oraciones en las diferentes capillas, gobernadas por imágenes como la Virgen de la Esperanza, Jesús «Luz y Vida», Cristo Muerto o el propio Cristo de las Injurias. No faltó, por supuesto, la visita a la exposición central de estos días, el Belén de estilo napolitano que, por segundo año, ha montado la asociación Amigos de la Catedral de Zamora.