Tras el multitudinario acto de los obispos en apoyo de la familia cristiana antes del Año Nuevo en la madrileña Plaza de Colón, fue la excusa perfecta para hacer causa común contra la Iglesias. La Católica.
Varios dirigentes destacados del PSOE -Izquierda Unida, por descontado- pidieron que se dejaran de celebrar funerales de Estado católicos, tomas de posesión de cargos públicos presididas por crucifijos o manifestaciones callejeras de prelados y sacerdotes. La religión, a la sacristía.
El Puntazo, de La Razón, da claves sobre la actitud de los socialistas en este punto.
"El presidente andaluz, Manuel Chaves, tiene tanta fe en el sistema sanitario regional que ha eliminado las capitallas y los lugares de oración de los nuevos hospitales.
Según denuncian los obispos de la zona, parece ser que Dios no tiene cabida, tal vez por innecesario, en la fantástica sanidad que dirige la consejera María Jesús Montero. Para la Junta, Dios no pinta nada fuera de las iglesias, que es donde deben estar con la pata quebrada los curas y los obispos.
Al hospital se va a hacer cola y el que crea en el Todopoderoso que venga rezado de casa. Además de una falta de respeto a los pacientes y sus familiares, la supresión de las capillas en un lugar como Andalucía es una burla al sentido común.
Si la Junta no quiere poner el crucifijo, que ponga a la Virgen del Rocío, a la Esperanza Macarena o al Jesús del Gran Poder. Que son de casa".