En estos días se cumplen 41 años de los sucesos en Irán de 1979. Aproximarnos a ellos nos puede permitir entender el actual enfrentamiento entre los Ayatolás y el imperialismo norteamericano, pero también las dinámicas de revolución y contrarrevolución para la conformación de una corriente revolucionaria internacionalista.
Antecedentes
El golpe de Estado de 1953 organizado por la CIA y el MI6 que derrocó al gobierno nacionalista de Mossadegh para boicotear la nacionalización del petróleo iraní, fue la verdadera coronación del Sha Reza Palhavi. La represión disciplinó a la oposición política del nacionalista Frente Nacional, al partido Tudeh (ligado a la URSS) y al movimiento de masas, cobrándose miles de vidas en ejecuciones, mientras otros se exiliaron.
En 1957, con la ayuda del Mossad (servicio de inteligencia israelí) y la CIA, Reza Palhavi funda la “Organización de Inteligencia y Seguridad Nacional”, la SAVAK, famosa como uno de los servicios más sanguinarios del mundo. Su objetivo era controlar la oposición interna con medidas extremas. La monarquía absoluta del Sha, quedaba atornillada con el apoyo de la Guardia Imperial y la policía secreta.
La Revolución Blanca
El Sha tenía la aspiración de convertir a Irán en una nación moderna, semejante a la cultura occidental, al tiempo que custodiaba los intereses imperialistas en Medio Oriente frente a la “amenaza soviética” durante la Guerra Fría. En 1963 lanza su proyecto denominado “Revolución Blanca” con el apoyo del presidente Kennedy, financiado por las excesivas regalías que dejaba la industria petrolera y la inversión extranjera.
El proyecto consistía en una serie de reformas modernizadoras políticas, económicas, sociales y culturales que tendrán enormes repercusiones estructurales para el país para avanzar contra los sectores tradicionalistas y religiosos. Se diversifica la industria ampliando hacia la energía atómica, el acero, petroquímica, máquinas, herramientas y caucho. Mientras que permite la sindicalización, liberaliza la prensa y moderniza el sistema educativo para obtener los cuadros técnicos necesarios. El Sha planteaba en ese momento que “la revolución debe provenir desde arriba, si no vendrá desde abajo”. El objetivo era conformar una burguesía afín a sus intereses y conquistar base de apoyo entre los trabajadores y campesinos, al tiempo que fortalecía lazos con el imperialismo norteamericano comprándole armas y técnicos militares a quienes les daría inmunidad diplomática.
Su plan encontró nuevos enemigos que se sumaban a la burguesía liberal nacionalista, los comunistas y las nacionalidades oprimidas (1): los clérigos chiítas (2) y los bazaríes (3). Dos de las reformas en particular enfurecieron al clero musulmán. La “reforma agraria”, que tocaba el “derecho islámico de la propiedad” buscando sacarles las tierras para dársela a los campesinos, pero que terminó tecnificando la agricultura en favor de la productividad y el latifundio concedido a los generales y coroneles; la otra fue el derecho al voto de las mujeres. Mientras que la irrupción de capitales extranjeros perjudicaba a la burguesía tradicional, los bazaríes.
En la ciudad de Qom surge un personaje central para la historia iraní, el ayatolá Ruhola Jomeini. Éste denunciaba las medidas como imposiciones estadounidenses acusando al Sha de obedecer a potencias extranjeras, mientras le exigía que rompa relaciones con EEUU e Israel argumentando que estaba en juego el principio de autodeterminación del país. En aquella ciudad el Frente Nacional junto a las mezquitas, lideran una insurrección propagada a varias ciudades, entre ellas Teherán, Tabriz e Ifahan. Fueron 5 meses de lucha, la represión se llevó al menos 20 mil muertos, y el Sha procedió a fortalecer la SAVAK. Jomeini, que era un desconocido total se convirtió en un mártir en vida cuando fue desterrado en 1964 hacia Irak.
El Bazar y la Mezquita
La Revolución Blanca representó un capítulo dramático para los campesinos que fueron desarraigados de sus tierras que representaban un vínculo con su identidad cultural antigua. La migración generó nuevos pobres urbanos por la incapacidad de la industria iraní de absorber tanta mano de obra.
Los bazares eran establecimientos heterogéneos donde se asentaban artesanos, prestamistas, panaderos, cafeteros que contaban con pequeñas mezquitas en su interior. Lograron absorber parte de aquellos trabajadores no calificados, conformando un espacio donde las personas podían ir a rezar, trabajar y tener vida social, volviéndose un lugar de organización a los ojos del Sha que intentó desmantelarlos en varias oportunidades, mezclando cada vez más los intereses de los mulás y los bazaríes.
Esto le brindó a los mulás (líderes religiosos chiítas) comenzar su resistencia al régimen, propagandizando el discurso populista de Jomeini que enviaba a través de grabaciones contrabandeadas hacia las 8 mil mezquitas en el país. Aquellos pobres urbanos, la mayoría jóvenes desencantados, encontraban en el bazar dónde canalizar sus reclamos.
El comienzo de la revolución
La OPEP en 1973 fija un aumento del precio del barril por el apoyo de EEUU a Israel en las guerras regionales potenciando la crisis de sobreproducción mundial. Esto genera un aumento considerable de las arcas del Sha para continuar sus reformas, pero despilfarrando en fiestas y armamento militar: buques de guerra, tanques y aviones de última generación. Lo cual provoca un extendido descontento entre la población, ya que aquel dinero que prometió invertirlo en un “Bienestar para todos” fue a los bolsillos de su círculo más cercano.
En los años siguientes, producto de la crisis mundial, el alza inflacionaria en los países centrales se derrama sobre el resto del mundo. En el caso de Irán, el Sha se tira contra los bazaaríes culpándolos de la inflación y comienza una campaña de desprestigio.
Paralelamente en 1978 Arabia Saudita y EEUU boicotean una nueva alza de los precios del petróleo propuesta por el Sha para compensar la inflación, que provoca una crisis económica que impacta directamente sobre el precio del transporte, escasea la energía, altos costos de la vivienda, el derroche y la corrupción del gobierno y déficits presupuestarios, perjudicando a los bazaríes, las clases medias, los trabajadores industriales y los desocupados.
- Un camión de Pepsi volcado en una de las protestas de diciembre de 1978.
Tal situación enfrenta al Sha con sectores de clase media que se organizan en la universidades, como las asociaciones de escritores que son reprimidos por sus reuniones públicas que reivindicaban la identidad cultural iraní. En enero de 1978 el Sha difama a Jomeini acusándolo de querer llevar a Irán al medioevo. Miles de estudiantes salieron a exigir que se retracte, fueron reprimidos con cientos de muertos. En una reivindicación de la identidad cultural, a los 40 días de luto convocan a manifestaciones en doce ciudades, otros cientos mueren en los enfrentamientos. Es así, que la revolución comienza al ritmo de los estallidos que sucedían cada 40 días con enormes manifestaciones de estudiantes, desocupados y pobres urbanos junto a los bazaríes y los clérigos chiítas.
En agosto, se proyecta una película sobre las huelgas de Abadán. La SAVAK encierra a los 400 espectadores e incendia el cine. Para repudiar el hecho, miles se manifiestan en diversas ciudades al grito de “¡Muerte al Sha!” y “Fuera EEUU”. Aquel día 8 de septiembre de 1978 al menos tres mil manifestantes son acribillados.
Esto impulsa una huelga en los principales sectores de la clase obrera industrial. Sobre todo en los petroleros de Teherán y del complejo petroquímico de Bandar Shapur que arrastran a los de Isfahan, Shiraz, Tabriz y Abadán. Estas huelgas se fueron extendiendo al resto de las fábricas estatales, el transporte y las comunicaciones. En pocos días la producción de petróleo cayó en un 30% teniendo impacto en el mercado mundial. Los reclamos salariales y por mejoras en las condiciones de vida tomaron rápidamente carácter político exigiendo la caída del Sha.
La pluma que inclina la balanza
El presidente Sadam Hussein expulsa a Jomeini de Irak para evitar un levantamiento chiíta en su propio país. Éste llega a Francia donde consigue una línea directa con los manifestantes que se radicalizaban cada vez más. No tenía otra opción que dirigir el proceso para contener el movimiento. Su discurso populista galvanizaba a las masas bajo ideas antiimperialistas, reivindicando la identidad cultural del país contra el régimen del Sha, alcanzando una gran amplitud para hegemonizar a todas las clases sociales, al tiempo que ocultaba sus verdaderas intenciones de establecer un Estado Islámico sobre el Velayet Faqih, que le concede todo el poder al líder supremo.
Entre octubre y noviembre el país acontecía a una huelga general insurreccional que lo paralizaba totalmente: refinerías, fábricas, comercio, universidades, transportes, comunicaciones, acerías, minas de cobre, ferrocarriles y puertos.
El Sha intenta poner paños fríos. Conforma un “gobierno de conciliación nacional” con el nombramiento de Bakhtiar, un miembro del Frente Nacional que plantea unas serie de concesiones: libertad a los presos políticos, cortó el suministro de petróleo a Israel, recortó el presupuesto militar y disolvió la SAVAK. Carter envía al general R. Huyse para garantizar que las fuerzas armadas se mantengan firmes junto al gobierno de Bakhtiar mientras abrían negociaciones con la oposición liberal e islamista. EEUU no podía permitir que la URSS avance en Medio Oriente luego de fundar la República Democrática de Afganistán.
La radicalización del movimiento huelguístico acorrala al Sha que huye en unas vacaciones permanentes a mediados de enero de 1979. El 1 de febrero, Jomeini es recibido por 5 millones de personas. Inmediatamente nombra un gobierno provisional encabezado por Bazargan, miembro del ala islamista del Frente Nacional. Una fracción de la Guardia Imperial intenta oponer resistencia, pero es aplastada por la otra que apoyaba al gobierno prpvisional junto a las organizaciones guerrilleras. Pronto establece el Consejo Revolucionario y los Khomites islámicos protegidos por los pasdarán (Guardia Revolucionaria).
La Revolución expropiada
La caída del Sha desata la lucha política sobre qué tipo de régimen establecer. En ese momento Jomenini no lideraba el total de la revolución. La influencia se repartía entre la burguesía liberal, y la izquierda. Una de las primeras manifestaciones contra la política de Jomeini fue el 8 de marzo, cuando quiso restablecer la obligatoriedad del “velo”. Cientos de miles de mujeres tomaron las calles de Teherán contra aquella medida. También el Primero de Mayo de 1979 congrega a 300,000 personas en la capital. Mientras los estudiantes se negaban volver a clases.
La radicalización de la clase obrera fue demostrando su poder social fundando una forma de autoorganización que muchos comparan con los soviets (consejos) rusos, los shoras. Se trataba de una organización de base con elecciones democráticas sobre sus representantes sin distinción de género. Su objetivo era avanzar sobre el control obrero de la producción y expropiar fábricas para abastecer el mercado interno y a los pobres urbanos. Incluso desarrollaron formas de organizar la autodefensa contra las bandas del Sha, y luego contra la represión. Los campesinos replicarán aquel método con la expropiación de tierras; de la misma manera en las provincias oprimidas kurdas, turcomanas, baluches y lures, los shoras les permitieron ir haciéndose cada vez más con el poder en sus provincias para lograr la autodeterminación.
Los shoras desoyeron al Consejo Revolucionario de que vuelvan al trabajo, y los pedidos de Jomeini de que se disuelvan. En ellos intervienen tanto las principales organizaciones de izquierda -que llegaron debilitadas al proceso por años de persecusión de la SAVAK – como islamistas; todas crecían al calor de los acontecimientos conquistando un alcance de masas.
El problema central de la izquierda radicaba en que la mayoría de las organizaciones sostenían estrategias que embellecían el discurso islamista de Jomeini. El Tudeh proveniente del estalinismo aliados a Moscú, planteaba la “revolución por etapas”, donde la primera sería “anti-imperialista” y “democrática” para derrocar a la dictadura en alianza con las fuerzas “progresistas” y “patrióticas”, lo que implicaba a la burguesía nacional y al clero. Posturas similares tendrían los Fedaiyines del Pueblo, una organización que nace en ruptura del Tudeh volcada a la lucha armada entre el 70 y 76 donde perdió muchos militantes en los enfrentamientos con la SAVAK. De la misma manera, los Muyaidines del Pueblo, con origen en el ala islamista del Frente Nacional, que se convierten al maoísmo. Los únicos que no apoyaron en ningún momento a Jomeini fueron los del Partido de los Trabajadores Socialistas de Irán (HKS) fundado en febrero de 1979, de tendencia trotskista vinculados al mandelismo del Secretariado Unificado. El HKS tenía gran peso en los shoras de las regiones petroleras de Kuzhistan y Teherán.
Los shoras rápidamente comenzaron a enfrentarse al gobierno provisional y profundizar las medidas exigiendo aumento de salarios, mejoras en la viviendo mientras nacionalizan varias fábricas. Sin embargo, lucha se daba de manera corporativa por establecimiento, sin llevar a confluir en grandes coordinadoras. Los objetivos políticos de los shoras comenzaron a naufragar al ritmo de que Jomeini avanzaba en represión e influencia enfrentándose cada vez más abiertamente. Al dejar de ser un de líder religioso para ser un líder político realizó una maniobra de masas: en abril convoca a un referéndum, ¿Monarquía o República Islámica? El 99% votó por la segunda opción. Los intentos de diversas organizaciones para boicotear este plebiscito y las elecciones al Consejo de Expertos -donde participó el 40% del padrón- mostraban que a Jomeini les costaba levantar su “Estado Islámico”.
La constitución propuesta insertaba el Velayat-e Faqih de Jomeini, o sea toda una estructura política y jurídica que le otorgaba enormes poderes al Consejo de Expertos, dando lugar la existencia de un Líder Supremo que se posicionará por encima de toda la sociedad que sólo respondería ante Dios hasta la vuelta del profeta. Hubo una amplia oposición dentro del gobierno provisional, pero también de miles de que se opusieron al documento escrito con la sangre de los asesinados por la represión del Ayatolá, incluyendo el aplastamiento de los kurdos y azerbaiyanos que esperaban conseguir su autodeterminación. Aquella Constitución traería leyes de opresión hacia las mujeres y una riguroso Ley Islámica. Sin embargo tuvieron que conceder que el presidente fuese electo por voto popular, conteniendo formalmente derechos sociales como educación gratuita, salud y vivienda, libertad de expresión, entre otros.
El 4 de noviembre de 1979 cientos de estudiantes irrumpen en la embajada de EEUU por el viaje del Sha a Nueva York, ya que aún planeaba el fantasma de 1953 sobre Teherán. Fueron tomados de rehenes 66 diplomáticos durante más de 400 días. Jomeini en un principio se opuso a esta medida, pero terminó apoyando a los estudiantes contra el “Gran Satán” para fortalecer su posición viendo que tenía gran apoyo popular, frente a Bazargan que se oponía a la Constitución.
Frente al debilitamiento de las relaciones internacionales de Irán, Sadam Hussein invade la provincia de Kuzistán el 22 de septiembre de 1980, para evitar la propagación de la revolución islámica dando inicio a una guerra de trincheras fratricida durante casi una década.
Esta agresión le permitió a Jomeini desviar las tensiones de la población mientras ejecutaba a más de 8 mil opositores, entre militares, militantes de izquierda, mujeres, trabajadores y estudiantes, cuyas raíces no se encuentran en ningún fundamento religioso, sino en la instauración de régimen mediante el terror.
La Revolución Iraní comenzó por demandas democráticas y sociales con raíces en las clases explotadas, dando a la clase obrera la posibilidad de desarrollar organismos de autodeterminación de masas. Pero la ausencia de una dirección revolucionaria, el seguidismo de las organizaciones de izquierda al gobierno de Jomeni con la ilusión de que instauraría una “democracia”, le permitieron a éste establecer un régimen tan opresivo y reaccionario como el anterior sobre bases islámicas.