Activista proderechos de la mujer en el mundo islámico
Mujer, musulmana y soltera. Zainah Anwar, nacida en Malasia hace 57 años, lleva casi 20 intentando desenmascarar la farsa de que la doctrina del islam ampara el trato discriminatorio de la mujer. Fundó hace 17 años la organización Sisters in Islam, una de las asociaciones de mujeres más respetadas en el mundo. Visita Barcelona de la mano de Casa Àsia que, además, premia su trayectoria.
-El nuevo Gobierno libio, el revolucionario, quiere gobernar bajo la ley de la sharia. ¿Cree que es un buen augurio?
-No creo en el Estado islámico, en gobernar de acuerdo con la sharia. Creo que la sharia puede ser una fuente, no la única fuente de ley en política pública. Creo que en todos los países musulmanes es muy difícil dejar la religión al margen del Gobierno y la sharia es la fuente legal en muchos de estos países. El gran desafío de las sociedades musulmanas es determinar el rol que ha de jugar la religión. Si algún Gobierno lo quiere utilizar como fuente de política debe ser abierto, sometido a debate y discusión pública porque es muy conveniente para los líderes políticos la idea de que la ley del islam es ley divina y si estás en contra estás en contra de Dios. La ley islámica no es de Dios ni divina. Eso es basura. Estas leyes están creadas por los hombres, entendidas por hombres.
-No parece muy factible que el Gobierno salido de la revolución se ponga a debatir la sharia.
-No lo sé. Pero la sociedad civil tiene ahí otro nuevo desafío. El islam reconoce los principios de la justicia y la igualdad. El Gobierno libio quizá quiera gobernar en base a la sharia pero la cuestión es: ¿qué islam es el buen islam, el más progresista y liberal, o el más extremo, intolerante e irrespetuoso con los derechos de las mujeres. ¿Qué islam va a gobernarnos?
-¿Estarán las mujeres libias peor que con Gadafi?
-Realmente, no lo sé. Depende de la sociedad civil mantener el activismo para lograr los cambios. Si la sociedad civil no se preocupa de que el Gobierno no imponga leyes discriminatorias estarán peor. Yo no tengo confianza en los Gobiernos para liderar cambios, incluso aunque el partido en el poder sea el que ha hecho la revolución. El poder corrompe y cuando el hombre llega al poder olvida todas sus promesas. El futuro está en la sociedad civil.
-En algunos países, especialmente en Occidente, la gente suele asociar islam con falta de derechos para las mujeres. ¿Es cierto?
-No. Por eso insisto en que una cosa es lo que dice la ley y otra, lo que el hombre interpreta. Si lees el Corán, la interpretación en el siglo VII de los derechos de las mujeres incluye revolucionarios derechos que no existían en ningún sitio del mundo: el derecho de las mujeres a heredar una propiedad, firmar contratos, elegir marido, divorciarse… Siglos después de esta interpretación, las mujeres están por detrás. Es una tragedia. Y las tergiversaciones de las enseñanzas del islam las llevan a cabo patriarcas con un planteamiento muy conservador de la sociedad y hombres que usan la religión para evitar los cambios.
-¿Cuál es el punto de partido de la asociación Sisters in Islam?
-La lucha contra la discriminación hacia las mujeres, el uso del islam como fuente legal que discrimina a las mujeres. Si la ley islámica, la sharia, se hace en base a principios de justicia por qué se hacen leyes en nombre del islam que perpetúan la discriminación. Es inconcebible para mí. Creo que el cambio en el islam es posible, es necesario y los principios para cambiar, los principios de igualdad y justicia existen en el islam. Ese planteamiento no es el islam es el planteamiento que viene del poder del patriarcado.
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