Estamos, en mi opinión, ante un ejemplo de esa ficción inteligente que, además de divertir, pone en solfa verdades establecidas, incluidas las religiosas y esotéricas. “El 82% de nuestros ciudadanos cree que los lectores de horóscopos son imbéciles”, sentencia la voz en off en la presentación del tercer episodio. En algunos sketches de esta serie de humor que no parece española, Pérez reduce el pensamiento mágico al absurdo al equiparar algunas de sus manifestaciones con otras cosas que dan risa a cualquiera, hasta a los crédulos de tomo y lomo. Da así vuelta al recurso usado desde los años 60 por los vendedores de misterios de mezclar ciencia y superstición para que, ante el público más ingenuo, la segunda se vea contagiada del crédito de la primera.
Si se los ha perdido, los episodios de Ciudad K emitidos hasta ahora pueden verse en la web de TVE.