El alcalde de Buenos Aires recurrirá el fallo al Supremo
Lo que debía ser el primer matrimonio homosexual en América Latina se convirtió en una protesta a las puertas de un registro civil argentino. Es la historia de Alex Freyre y José María di Bello, dos portadores del VIH que esperaban casarse ayer, Día Mundial de la Lucha contra el Sida. De aquel histórico enlace sólo quedaron, sin embargo, las invitaciones y los planes de fiesta: la Justicia paralizó el acto y abortó el festejo, atendiendo a un recurso de dos abogados católicos, Francisco Roggero y Joaquín Otaegui. La boda había sido autorizada por la magistrada Gabriela Seijas, quien declaró inconstitucionales los artículos del código civil que se refieren al matrimonio como “un contrato entre un hombre y una mujer”, pero fue paralizada por otra jueza, Marta Gómez Alsina. El asunto ha sido, además, sazonado con ingredientes políticos y religiosos. Mientras el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, pedirá al Supremo que autorice el enlace, el arzobispo de la ciudad, Jorge Bergoglio, ha empezado a dar tirones de orejas.
La titular del Juzgado Civil número 85 de Buenos Aires, Gómez Alsina, dispuso ayer por la tarde la suspensión del trámite nupcial. Lo hizo en respuesta al recurso conjunto de los abogados y fervientes creyentes católicos, Roggero y Otaegui.
Seropositivos y militantes
Se cumplieron, por tanto, los peores pronósticos. La pareja no tuvo un matrimonio, pero encabezó una protesta contra la discriminación que sufren. Alex Freyre es director de la Fundación Buenos Aires Sida, y José María di Biello es psicólogo. Ambos son portadores del VIH y se conocieron en un encuentro de la Red de Personas Seropositivas. Además de relación, los dos comparten militancia en la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (LGTB).
Historia de un matrimonio fallido
La pareja empezó a tramitar su enlace en abril pasado. El 13 de noviembre, la jueza Seija dio luz verde a su solicitud, pero otra magistrado, Gómez Alsina, dio al traste con ella. En la polémica han terciado tanto el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, quien ha anunciado que recurrirá la negativa al Supremo, y el obispo de la ciudad, Jorge Bergoglio, quien ha tirado de las orejas al regidor.