El rey y la princesa, vestida de verde como Camila, llegaron con otros miembros de la familia real a Sandringham.
Como cada 25 de diciembre, ha tenido lugar la tradicional misa en la iglesia de Sandringham, en Norfolk, a la que acude la familia real británica desde hace décadas.
Este año, la presencia de Carlos III y Camila y de los duques de Cambridge, Kate y Guillermo, ha tenido una significación muy importante, puesto que la salud no ha acompañado al rey y a la princesa en lo que ha sido el peor año de sus vidas.
En el tradicional desfile a pie que la familia realiza, entre ciudadanos apostados a los lados de la senda, se ha podido ver a una sonriente Kate, vestida como su ‘suegra’ de verde. Ambas damas iban tocadas por accesorios en el mismo color.
Junto a Kate, su marido Guillermo, con abrigo oscuro, y los tres hijos de la pareja: Jorge, Carlota y Luis, elegantes y abrigados, porque el tiempo amenazaba lluvia, según se desprende de los paraguas que llevaban muchos asistentes.
Carlos, al iguel que hacía la reina Isabel, congrega en esta celebración a todos su familiares directos: hermanos, cuñados, sobrinos... Sí han faltado Andrés, inmerso en numerosos escándalos, y su exmujer, Sarah Ferguson, con la que vive. Tampoco asistió Eugenia, su hima menor. Y los duques de Sussex que permanecen también en Navidad en California.