Traemos a estas páginas la crónica de un matrimonio civil, celebrado a finales de 1906 en la localidad de Calañas (Huelva), y que nos puede servir de muestra de cómo eran esos actos en la España de Alfonso XIII en plena lucha por la secularización de los actos de la vida. A. González, corresponsal de Las Dominicales. Semanario Librepensador, remitió a dicha publicación la crónica, saliendo en el número del primero de febrero de 1907.
“Bello matrimonio civil (…): El día 30 de Diciembre pasado, con un frío glacial en el ambiente, frío tan intenso como ardiente es la fe que en nuestros corazones sentimos, se verificó expontáneo y lucidísimo acto civil en Silos de Calañas. La señorita Dolores Gerónimo y Rodríguez se unió por el sentimiento y la conciencia al que hoy es honrado y digno esposo suyo, Juan Hidalgo Hidalgo, sin la intervención de culto alguno; sola y exclusivamente en concordancia con las disposiciones civiles que, si deficientes, van logrando separar de la grey católica, institución depresiva, servil y egoísta, á cuantos desengañados de sus farándulas y ambiciones empezamos á caminar por el sendero de la verdad, de la justicia y del amor. ¡Loor! á los dignos contrayentes que buscan la felicidad por el único sendero abierto á las nobles y sentidas aspiraciones de la humanidad. El acompañamiento á tan brioso acto no dejó nada que desear. Señora y señorita Despertación Gerónimo Rodríguez, Isabel y Elvira, sobrina y hermana de la desposada; María Viega Gerónimo y Francisca, Manuela Caro, Inés Vasco, Juana y María Hidalgo, Feliciana Alfonso, Ana y María Alfonso Gómez, Inés Zarza, María León, Bárbara Rico, Josefa Rico, María y Águeda, María Salvado, Matilde Gómez, Juana Pérez, María Gerónimo, Rita Rodríguez y un sinnúmero de parientes y amigos cuyos nombres no consignamos por la brevedad y la imposibilidad de que nuestras DOMINICALES disponga del espacio necesario. Muy lucido y solemne el acto á la vez que rebosante de alegría y satisfacción. Se tocaron y bailaron sevillanas por los esposos y amigos hasta las doce de la noche. A dicha hora y á compás de La Marsellesa se retiró á su domicilio el nuevo matrimonio, al que acompañaron todos los asistentes al acto.
Es verdad que somos vecinos de Africa y mucho de su atraso y fanatismo poseemos, pero nadie dejará de ver cómo nuestra vista y nuestra voluntad se dirigen á los Pirineos, por donde, si es cierto que hoy nos llega la epidemia monástica, pestilente y mortífera de que allá se han curado, no es menos visible que también por ese mismo camino llegará hasta nosotros la salud y la redención. ¡Gloria á Francia! iViva España libre y anticultista! Fuera traidores que nos asesinan tratándonos como bandadas de perdices, que sólo con engaños y sorpresa saben matar.”
