En este apunte queremos acercarnos a un llamamiento que hizo la Asociación General Femenina de Valencia, organización que fue impulsada por Belén Sárraga a fines del siglo XIX, en el ámbito de la educación, el feminismo y el librepensamiento, y que luego fue presidida por la maestra racionalista Amparo Lorente, y que se publicó el 15 de agosto de 1902.
El manifiesto fue recogido por Las Dominicales del Libre Pensamiento, en su número del 26 de septiembre de 1902 con el título sugerente de “Las mujeres conscientes”. Estaba firmado por la propia Amparo Lorente, e iba dirigido a “los amantes del laicismo”.
En el mismo se especificaba que siendo el objetivo de la Asociación consagrar sus fuerzas al desarrollo de la enseñanza conforme a procedimientos educativos modernos para procurar una mejor sociedad futura, se veía en la obligación, dados sus escasos recursos, de solicitar el apoyo de los que apoyaban las creencias racionalistas.
Así pues, se pedía ayuda, pero lo importante del llamamiento era el razonamiento que contenía sobre la educación, planteando que con una educación tradicional no podía prepararse a la generación nueva que había de llevar a España al grupo de los pueblos cultos. Y eso solamente se podía hacer trabajando con empeño por la educación de los niños y las mujeres.
Las mujeres de la Asociación General Femenina eran conscientes de que había que intentar el esfuerzo, y por eso había introducido reformas en las escuelas laicas que sostenían, y que estaban bajo la dirección, nada más y nada menos, que de Amalia Carvia, pero también de José Arnau.
Además de la enseñanza elemental y superior, se habían creado clases especiales de francés, música y dibujo. También se admitían pensionistas en cada una de las escuelas, de niñas y de adultas, en la calle Recaredo, número 10, y de niños en Balmes, 39.
En el llamamiento se insistía en la necesidad de la ayuda para que un “grupo de mujeres progresivas” pudieran realizar sus propósitos de hacer de sus escuelas unos centros educativos con principios modernos.