El profesor de Filosofía en el Instituto Fernández Vallín ilustró su charla con chistes de El Roto y con citas del recién fallecido Manuel Vázquez Montalbán: «La fe sólo se expresa mediante lo irracional», «hoy es posible saber las causas de casi todo… y la religión ya no es un sustituto del saber, sino una costumbre convertida en un producto de mercado; marketing, por tanto».
«Dios es un argumento de autoridad, ya en la Edad Media, pero, por supuesto, durante el franquismo, cuando nadie podía ser ajeno a la religión», encadenó el profesor, que propuso ceñir el ámbito de la religión, incluida su enseñanza, «a la Iglesia». «Grandes líderes mundiales invocan a Dios para justificar las guerras», protestó De Castro, que reprochó a la Comunidad de Madrid las «amenazas» contra el Círculo de Bellas Artes por la exhibición de la obra dramática titulada «Me cago en Dios», de la que «curiosamente es autor un cuñado de Esperanza Aguirre», la presidenta de la autonomía madrileña.
El budismo es otra cosa
«Las religiones se ocupan de las ceremonias que conforman la convivencia social», explicó De Castro, que propuso a los «movimientos laicos» el impulso de «ceremonias alternativas a los rituales de paso católico, como la primera comunión, que simboliza el paso de la infancia a la adolescencia». «Ahora que la sociedad se singulariza, divinidad se convierte en una «falacia ad baculum», un argumento que incluye una amenaza para quienes infringen una normativa determinada», insistió el filósofo, que, no obstante, se mostró más comprensivo con el budismo, «una religión en ascenso en los países desarrollados porque no interfiere en los espacios públicos», señaló De Castro, que también rechaza en la escuela el estudio «evaluable de la fenomenología de las religiones; a esto también debe enfrentarse el laico».