Las celebraciones han comenzado por la mañana con una bendición ecuménica en presencia de un sacerdote, un pastor, un rabino y un imán.
El presidente de Suiza, Johan Schneider-Amman, ha asegurado en la ceremonia que este túnel «unirá a la gente y a las economías» de Europa. Una unidad política del continente que se ve sacudida actualmente por una afluencia masiva de inmigrantes y la amenaza inminente de una salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE).
El mandatario suizo ha hablado antes de que un tren efectuara el viaje inaugural por este túnel de 57 kilómetros. La canciller alemana Angela Merkel, el presidente francés François Hollande y el jefe del gobierno italiano Matteo Renzi estaban a bordo del tren ‘Gottardo 2016’, que ha recorrido el trayecto en 30 minutos.
El colosal túnel, cuyas obras han durado 17 años, entrará realmente en funcionamiento en diciembre, y constituirá la pieza clave de la nueva línea ferroviaria que cruzará los Alpes (NEAT), permitiendo crear un nuevo mapa de comunicaciones en el eje norte-sur de Europa.
Su objetivo es aumentar el uso del ferrocarril y descongestionar las carreteras para el tráfico de mercancías, en un corredor Rin-Alpes que va desde Róterdam, en el mar del Norte, hasta Génova, a orillas del Mediterráneo.
La Unión Europea, que financió cerca del 15% de la obra (de un coste total de 10.900 millones de euros), aplaude, además de la proeza técnica, una inversión «ecológica».
A la inauguración, que se celebraba en cuatro sitios diferentes, han sido invitadas más de 1.000 personas. Las celebraciones han comenzado por la mañana con una bendición ecuménica en presencia de un sacerdote, un pastor, un rabino y un imán.
La ceremonia se ha desarrollado bajo estrictas medidas de seguridad con controles policiales, la movilización de cerca de 2.000 soldados y una estrecha vigilancia del espacio aéreo.