El Gobierno ha dado el visto bueno a la petición de Kopimism, un colectivo que quería eludir con ello la «persecución»
Un grupo que promueva el intercambio de archivos en Internet también puede ser un movimiento religioso. Al menos en Suecia, que el mes pasado permitió que un colectivo denominado Kopimism fuera reconocido como una nueva religión.
El estado que alumbró Pirate Bay, la mayor página de intercambio de archivos del mundo y una de las naciones más conectadas, lleva tiempo siendo un campo de batalla entre los que apoyan el intercambio de archivos y los sectores del cine y de la música.
Registrarse como la Iglesia de Kopimism es una forma de eludir la "persecución", han afirmado en la página web del grupo, cuyo nombre es un derivado de la palabra "cópiame" y apoya claramente toda forma de subida y descarga de archivos, viendo las leyes de derechos de autor como una violación de la libertad de información.
"Creemos que la información es sagrada", ha dicho Isak Gerson, quien se autodenomina "líder espiritual" de una iglesia cuyos símbolos clave son "Ctrl C" y "Ctrl V", los atajos del teclado para copiar y pegar. "No creemos que copiar sea robar o pueda serlo alguna vez", ha añadido Gerson, de 20 años.
Estos comentarios son anatema para la industria del cine y la música, que ven Suecia como un puerto franco para las descargas ilegales. Ludwig Werner, responsable de la división sueca de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI por sus siglas en inglés), ha declinado hacer comentarios sobre Kopimism pero ha hecho notar que 1,5 millones de personas intercambian archivos en Suecia, que tiene 9 millones de habitantes.
"Esto significa que Suecia es uno de los países más activos de Europa en el intercambio de archivos. Así que seguimos teniendo un problema, aunque la descarga legal de música haya ayudado a limitarlo", ha reconocido refiriéndose a servicios como Spotify.
Tras las fuertes críticas provenientes de Hollywood, Suecia aprobó leyes para ilegalizar el intercambio de archivos en 2009. Pero la aplicación sueca de la Directiva de Aplicación de los Derechos de Propiedad Intelectual (IPRED) de la Unión está suspendida por una apelación de un caso sueco que ha llegado al Tribunal de Justicia Europeo.
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