STERM-I y Murcia Laica exigen firmeza a la Consejería de educación en la defensa del carácter laico de la educación pública.
Un año más, en vísperas de las celebraciones religiosas de la Semana Santa, se organizan “procesiones escolares” en colegios públicos, invadiendo espacios de los centros educativos y buena parte de la jornada que deberían estar al servicio del desarrollo curricular para todo el alumnado, sin discriminaciones de ningún tipo y con el escrupuloso respeto a los derechos humanos en general y los de la infancia y la adolescencia en particular.
Desde Murcia Laica se viene denunciando este abuso de la Iglesia católica y sus defensores más recalcitrantes, que se da ante la pasividad o la connivencia de algunas direcciones de los centros educativos, de los servicios de Inspección y de las personas titulares de las Consejería de Educación.
Todo este despropósito es una más de las razones para renovar nuestra exigencia de que la religión debe estar fuera del currículum educativo. No es suficiente con garantizar una formación alternativa para el alumnado que no quiera cursar esta asignatura, es necesario eliminar toda forma de discriminación en las escuelas y los institutos, de colocar las creencias y las supersticiones en el lugar que les corresponde y no ceder a la presión de la jerarquía católica que no quiere perder el privilegio de tener acceso a toda la población y poder influir en su propio beneficio.
Desde STERM Intersindical consideramos que estas prácticas no solo se alejan del principio de laicidad que debería primar en los centros públicos sino que además supone un ataque a la igualdad de género puesto que en este tipo de actos se reproducen estereotipos de género en los que los niños portan los ‘pasos’ y las niñas caminan tras ellos.
Por todo lo anterior, Murcia Laica y STERM Intersindical exigimos firmeza a la Consejería de Educación en la defensa del carácter laico de la educación pública y en el combate de toda discriminación en el ejercicio de la libertad de conciencia, máxime cuando afecta a población menor de edad y en pleno proceso de formación de su personalidad. No podemos tolerar una actitud de tibieza frente a las continuas concesiones de la Administración a las posturas más conservadoras y reaccionarias.