El rey Mohamed VI de Marruecos advirtió hoy a los refugiados árabes contra todo intento de proselitismo en las mezquitas marroquíes, en una alusión apenas velada a los numerosos sirios que han buscado refugio en Marruecos.
En un discurso pronunciado con ocasión de la fiesta llamada Revolución del Rey y del Pueblo, anunció además que su país «se ha visto en la obligación» de imponer el visado a los sirios y los libios «para preservar nuestra seguridad y estabilidad».
El monarca recalcó que su país acogerá a los refugiados llegados de países que viven graves problemas de seguridad, pero recalcó que «deben respetar las leyes marroquíes y las constantes religiosas y nacionales», y en ningún caso «tratar de fomentar la cizaña y la agitación en el interior o el exterior de las mezquitas», en alusión al posible proselitismo chií.
Quienes violen las leyes y reglamentos marroquíes «serán conducidos fuera de las fronteras», advirtió el monarca.
Además, quiso dejar claro que, aunque su país siempre será tierra de acogida para quienes llegan legalmente, «Marruecos no será jamás tierra de asilo, y lo digo con todo el realismo posible: tenemos nuestras prioridades internas sobre las que concentramos nuestros esfuerzos».
Este segundo mensaje parece dirigido a los llegados de numerosos países del África subsahariana que siguen llegando a Marruecos, en un principio con intención de continuar hacia Europa pero que en muchos casos acaban residiendo aquí.
Marruecos regularizó durante todo 2014 a algo más de 17.000 emigrantes de los 27.000 que lo solicitaron, y advirtió al final del proceso que no habría prórrogas ni nuevos plazos de regularización.