Es una especie de panteísmo donde el papel de Dios lo representa la Madre Naturaleza. Una religión laica, sí, pero tan irracional e impermeable al argumento como todos sus precedentes celestiales
Si te gustan las polémicas, no puedes dejar de leer en Materia la que han liado 109 premios Nobel al acusar a Greenpeace de incurrir en un “crimen contra la humanidad” por su rechazo a los alimentos transgénicos. No es muy frecuente que un tema científico genere tal volumen de tráfico en las redes y merezca más de 700 comentarios, a menos que toque algún espinoso asunto religioso, como la existencia de Dios, o la falta de ella. Y seguramente de eso es de lo que estamos hablando también en este caso: de religión, de una de las nuevas religiones de nuestro tiempo, una especie de panteísmo donde el papel de Dios lo representa la Madre Naturaleza. Una religión laica, sí, pero tan irracional e impermeable al argumento como todos sus precedentes celestiales.
Si algo hemos aprendido de los grandes debates científicos del pasado reciente, se refieran a las células madre o al cambio climático, a la privacidad de los datos genómicos o a los riesgos de la inteligencia artificial, a la deforestación o a las energías limpias, es que nunca hay más guía para el pensamiento que la mejor ciencia disponible. Gracias a eso hemos empezado a reparar el agujero de la capa de ozono en la Antártida, hemos vencido las resistencias religiosas a la medicina regenerativa y hasta hemos logrado que enmudezcan los negacionistas del calentamiento global.
Lo mismo debería valer para los alimentos transgénicos, pero este asunto se está mostrando particularmente refractario a la razón científica. Estos productos generan un amplio rechazo en Europa por ser antinaturales, potencialmente invasivos del medio, dañinos para la salud y creados por un sector industrial al que se considera intrínsecamente sospechoso. Y ninguno de estos cuatro argumentos encuentra apoyo en la mejor ciencia disponible. De hecho, ya ven lo que piensan 109 premios Nobel sobre el asunto.
Si lo que acabas de leer te ha irritado, haz un último esfuerzo por aceptarme un buen consejo: infórmate antes de opinar, acude a las mejores fuentes científicas, pon en duda la sospechosa uniformidad de las hordas que bullen en las redes sociales o antisociales. Déjate de religiones. Entra de una vez en el siglo XXI