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Religión y política

La tentación por el poder terrenal ha sido una histórica debilidad de algunos religiosos

Tras las experiencias históricas que viviera nuestro país, la sabiduría y prudencia recomendó separar los asuntos de la Iglesia y del Estado, y mantenerlos así para la eternidad, de ser posible. Las intromisiones de una y otro, en temas que no correspondían a su competencia, se convirtieron siempre en conflictos de difícil y lenta solución, por los intereses en juego, que no necesariamente tenían que ver con las creencias religiosas. Y es que, la tentación por el poder terrenal ha sido una histórica debilidad de algunos religiosos.

Muchas vidas costó lograr que sus ámbitos quedaran definidos, apartados y respetados y, por lo pronto, en nuestro país se logró una sana convivencia, entre ambas instituciones, con una definida y determinante separación legal, que, eso sí, en la práctica y con el tiempo se ha estrechado. A fin de cuentas, el pueblo mexicano es religioso: 82.7 porciento se declara católico, 9.9 reconoce profesar una religión diferente y sólo 4.7 por ciento no siguen una religión (INEGI 2010). Realidad que el gobierno no ignora. De ahí la tolerancia de la que, en ocasiones, se abusa.

No hay duda sobre la definición que, en esta materia, hizo el constituyente y que quedó plasmada en nuestra Carta Magna. Somos una República laica (art.40), en la que se respeta “el derecho a la libertad de…religión y a tener o adoptar, en su caso,” la que se desee (art. 24).

Y, así como ampara derechos, también establece límites. En el art.130, establece la separación del Estado y las iglesias; prohíbe a “los ministros asociarse con fines políticos y realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna”; además de prohibir “estrictamente la formación de toda clase de agrupaciones políticas cuyo título tenga alguna palabra o indicación cualquiera que la relacione con alguna confesión religiosa”.

Pero sucede que, en nuestra tolerante realidad política, existe un partido, Encuentro Social (PES), de nuevo registro (2014) que, como resultado de su participación electoral en junio de este año, cuenta ahora con una bancada de 8 diputados federales, entre los cuales está su fundador, Hugo Erik Flores Cervantes, quien al parecer no conoce o no le preocupan mucho los ordenamientos constitucionales a que hemos hecho referencia y que establecen prohibiciones muy claras.

En días pasados, en la Cámara de Diputados, al inaugurar del Foro Tolerancia y Religión, el dirigente de este partido equivocó el discurso al confundir la tribuna del recinto legislativo con un púlpito. “Queremos líderes temerosos de Dios que puedan entender los  principios bíblicos para que la sociedad tenga cimientos más sólidos y más sanos”. Fue parte del mensaje de este legislador. Además de señalar como un  error haber sacado el nombre de Dios de la vida política de México, “pues la única manera de traer convicción y valores a la gente que toma decisiones en este país, es teniendo respeto hacia Dios”.

Pero ese no ha sido el único ejemplo en el que el diputado Flores Cervantes muestra su desprecio por los ordenamientos constitucionales. Circuló por ahí un correo electrónico que  envió a pastores y líderes protestantes evangélicos, durante la campaña electoral del 7 de junio pasado, solicitándoles su apoyo para un candidato de su partido a diputado federal.

A continuación la transcripción de una parte del texto de este correo:

“A pastores y hermanos en Cristo Jesús: Como está escrito por Nuestro Señor Jesucristo, la Luz se debe oponer a la oscuridad (Juan 12.46), aunque no estamos involucrados con la política, asumimos la responsabilidad de orar por nuestros gobernantes y apoyar a aquellos que tienen en su vida principios bíblicos…”

“En esta ocasión en oración y pidiendo a Dios su voluntad como El que quita y pone reyes (Daniel 2.21), solicitamos que podamos apoyar el deseo del corazón de nuestro hermano en Cristo, Claudio Carrillo Ramos, candidato del Partido Encuentro Social a diputado federal por el distrito 17…”.

“Desde ya apreciamos sus oraciones por el hermano Claudio y la perfecta voluntad de Dios en su vida, el Señor, pueda guiar las decisiones que vayamos a tomar en Cuajimalpa y Álvaro Obregón.”

Sin comentarios.

Habría que preguntarle a este diputado qué compromiso supuso que adquiría cuando asumió el cargo y protestó cumplir con la Constitución. Porque, por lo visto, no le quedó claro cómo está el tema de la separación de la política y las creencias religiosas, y esa confusión lleva a malas interpretaciones. No estaría por demás que, respetando el fuero de que gozan los legisladores, alguien lo orientara sobre el laicismo y la necesidad de la observancia de la ley, en beneficio de la libertad de creencias.

Ya de sancionar a su partido, mejor ni hablamos.

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