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Que dicho jerarca de la Iglesia católica es un personaje tremendamente conservador en lo político e ideológico (en cuestiones religiosas no entro, cada cual es libre de creer en la superstición que prefiera) es algo patente, vista su trayectoria continuada de declaraciones dentro y fuera del culto desde que ocupa el cargo. Pero sí me llaman profundamente la atención las recientes declaraciones de Adriana Lastra, flamante delegada del Gobierno en Asturias.
Decía esta hace pocos días, a modo de amenaza o advertencia, que, o el señor Montes, arzobispo de profesión, se cortaba en sus declaraciones/intromisiones en la política, de marcado carácter derechista, o ella dejaría de asistir a lo que considera, al parecer, un acto institucional, que es la misa en la basílica de Covadonga el día 8 de septiembre.
Aquí habría que aclarar a la señora Lastra que no, que dicha misa no es un acto institucional. Solo lo es en la medida en que ella y su partido, el PSOE, lo provocan con su presencia, especialmente relevante en la persona de Adrián Barbón, presidente del Gobierno del Principado. El señor Barbón es muy libre de adscribirse a la fe que le apetezca, sea la cristiana, la budista, la intergaláctica o la transhumana. Pero es él el primer responsable de acudir a un rito en el que no debería estar. Si él es católico, que vaya a la misa del domingo de la parroquia que le toque, pero en Covadonga no pinta nada. Ni está así establecido en parte alguna del Estatuto de Autonomía, ni está obligado, ni es bienvenido a tal acto (salvo por el contento que provoca en su hipocresía la oportunidad de meter el dedo en el ojo de los adversarios ideológicos del Arzobispo). Es más, tampoco es coherente con la postura general de un partido que, al menos en teoría, dice querer desligar cualquier religión de un Estado supuestamente aconfesional. A mí me gustaría saber qué sacan el señor Barbón y la señora Lastra de andar al retortero de los faldones de tal cura.
Cuando se diseñó el Estado de las autonomías, ustedes, señores socialistas (si mi padre y mi abuelo levantaran la cabeza…), escogieron con mucho cuidado cuál habría de ser la fecha más apropiada para el Día de Asturias, qué carga habría que darle y cuál evitar. Y de la elección del 8 de septiembre, aquellos barros, vienen estos lodos. Nunca es tarde para rectificar. Si ustedes quisieran, tienen munición ideológica, política y económica (probablemente la que más le duele a la Iglesia) para echar el freno a personajes como el Arzobispo. Pero tanto ustedes como aquel PCE de la Transición se empeñaron en demostrar que eran lo que ustedes llamaban “la izquierda responsable”, mientras que otros opinamos que lo que eran era la izquierda timorata y desleída. Así fueron y así siguen. Hablen menos y actúen más, con coherencia y con decisión.
Carlos Moreno García
Gijón