El pontífice carga contra la «visión utilitarista de la educación»
El Joseph Ratzinger profesor universitario convocó ayer en El Escorial a más de 1.500 profesores católicos ante quienes pronunció un duro discurso en el que denunció las "pérdidas dramáticas" que se observan en la sociedad de hoy, que van "desde los abusos de una ciencia sin límites, más allá de ella misma, hasta el totalitarismo político que se aviva fácilmente cuando se elimina toda referencia superior al mero cálculo de poder".
Ante un auditorio abarrotado, el papa incidió en las dificultades de los jóvenes para encontrar "puntos de referencia en una sociedad quebradiza e inestable", donde "cunde esa visión utilitarista de la educación".
Llama a combatir el relativismo con «radicalidad» católica
Frente a ello, Ratzinger animó a los docentes a la búsqueda de la verdad, aun asumiendo que "la verdad misma siempre va a estar más allá de nuestro alcance". En este sentido, animó a los docentes "a no perder nunca la sensibilidad e ilusión por la verdad; a no olvidar que la enseñanza no es una escueta comunicación de contenidos, sino una formación de jóvenes a quienes habéis de comprender y querer, en quienes debéis suscitar esa sed de verdad que poseen en lo profundo y ese afán de superación". Ratzinger cree que, para lograr este objetivo, "es preciso tener en cuenta, en primer lugar, que el camino hacia la verdad completa compromete también al ser humano por entero: es un camino de la inteligencia y del amor, de la razón y de la fe".
Justo antes de este encuentro, el pontífice se dio un baño de multitudes ante 1.664 religiosas de todo el mundo, ante quienes exigió "radicalidad" frente al "relativismo y la mediocridad". Después de rendir visita a los reyes, el papa se dirigió al monasterio de El Escorial, en cuyo patio recordó a las monjas presentes que "la Iglesia necesita de vuestra fidelidad joven arraigada y edificada en Cristo".
Tiempo de obediencia
Anima a los docentes a suscitar en los jóvenes la «sed de verdad»
En su discurso, el papa reivindicó el carisma de la vida religiosa, basada en la castidad, la pobreza y la obediencia y en la "comunión" con los obispos y con el obispo de Roma. Una obediencia que, según Ratzinger, "cobra una especial relevancia hoy, cuando "se constata una especie de "eclipse de Dios", una cierta amnesia, más aún, un verdadero rechazo del cristianismo y una negación del tesoro de la fe recibida, con el riesgo de perder aquello que más profundamente nos caracteriza".
"Frente al relativismo y la mediocridad, surge la necesidad de esta radicalidad que testimonia la consagración como una pertenencia a Dios sumamente amado", subrayó con fuerza Ratzinger, quien reivindicó "la comunión filial con la Iglesia" y con los pastores, así como "la comunión con otros miembros de la Iglesia como los laicos, llamados a testimoniar desde su vocación específica el mismo evangelio del Señor"
Las víctimas de abusos
Hubo referencias a los abusos en el vía crucis, aunque sin ligarlos a la Iglesia
La segunda jornada del papa en Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud concluyó con un espectacular vía crucis por el centro de la ciudad, en el que se hizo referencia a las víctimas de "violaciones y abusos sexuales, crímenes contra niños", aunque sin citar específicamente los pecados de la Iglesia.
Pese a ello, Ratzinger pidió a los jóvenes que no pasen de largo ante el sufrimiento humano, apuntando a "las diversas formas de sufrimiento que, a lo largo del vía crucis, han desfilado ante nuestros ojos", que son "llamadas del Señor para edificar nuestras vidas siguiendo sus huellas y hacer de nosotros signos de su consuelo y salvación". En el vía crucis se habló de abusos, pero también de pobreza, de las víctimas del sida, de los enfermos, marginados, de los abortos y de los que han padecido catástrofes naturales.
"Sufrir con el otro, por los otros, sufrir por amor de la verdad y de la justicia; sufrir a causa del amor y con el fin de convertirse en una persona que ama realmente, son elementos fundamentales de la humanidad, cuya pérdida destruiría al hombre mismo" reclamó el papa, quien recordó a los jóvenes que "la cruz no fue el desenlace de un fracaso, sino el modo de expresar la entrega amorosa que llega hasta la donación más inmensa de la propia vida". Tras el vía crucis, los pasos procesionales se dirigieron a la Puerta del Sol, donde tenían previsto celebrar una "madrugá" similar a la del Viernes Santo en Sevilla.