La Conferencia Episcopal afirma que una renta básica “permanente” llevaría a muchos a vivir “de manera subsidiada” y a desincentivar la búsqueda de recursos propios
La institución católica, que paga sueldos de curas y obispos con dinero público, incumple la autofinanciación recogida en el acuerdo España-Vaticano de 1979
“Preferimos una renta mínima que una cola en el comedor de Cáritas”, indica Europa Laica, que acusa a la jerarquía católica de vivir de la pobreza
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El presidente de Europa Laica, Antonio Gómez Movellán, pone el énfasis en el discurso social de la Iglesia, que no suele apuntar a las causas de la desigualdad, sino sólo a su síntoma, la pobreza, de la que se presenta como bálsamo. No en vano, no ha habido empeño del Vaticano más constante en los últimos tres papados que el de neutralizar la Teología de la Liberación, de raíz marxista, el más elaborado intento del siglo XX de vincular cristianismo con transformación social. “En el tiempo del post-covid esperemos que la solidaridad se imponga a la caridad y el Gobierno no tire el dinero público regalándoselo a esta organizaciones religiosas que en nombre de la caridad, condenan a los pobres a la pobreza y a la humillación. Preferimos una renta mínima que una cola de hambre en el comedor de Cáritas. Preferimos los derechos sociales a la caridad. Pero mucho nos tememos que el negocio de la caridad está de vuelta”, señala.
A juicio de Gómez Movellán, las palabras de Argüello demuestran cómo la Iglesia continúa viviendo de la pobreza, no contra la misma. “Todas las iglesias y religiones aspiran a tener influencia entre los más pobres y a ser sus portavoces ante los Estados. Detrás de las religiones y su expansión se encuentran sus organizaciones de caridad, un gran negocio que ya se ha adaptado al tiempo del capitalismo digital”, señala Gómez Movellán, para quien “el mismo concepto de caridad es aberrante y contrario a la solidaridad”. “En nuestro país, entre 2010 y 2012, estas organizaciones tomaron un papel muy protagonista y las colas de pobres y desempleados ante los comedores de Cáritas o del Banco de Alimentos, organización controlada por el Opus Dei, fueron la imagen de la crisis. Hoy ya estas organizaciones de la Iglesia católica ya están pidiendo dinero en las televisiones y redes sociales”, señala.
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