Las propuestas de avance hacia una sociedad laica, que subraye la separación entre el Estado y las creencias religiosas de los ciudadanos, coinciden con las reclamaciones y objetivos de algunos sectores implicados en desmontar una parte esencial de la cultura, la tradición y los elementos identificativos de lo que hasta ahora entendíamos –y reconocíamos- como nación española. La ruptura se hace visible en la presentación, desarrollo y contenido de determinados actos, ceremonias, eventos y acontecimientos a través de las cuales se manifiestan las instituciones públicas.
En Occidente somos subsidiarios de la herencia judeo-cristiana y de su sistema de valores; de la cultura grecolatina y de los principios democráticos que traen causa de la Ilustración y la Revolución Francesa, como referentes indiscutibles. En el Preámbulo de Proyecto de Constitución Europea se invoca como fundamento “la herencia cultural, religiosa y humanista de Europa”, a partir de la cual se han desarrollado los valores universales de los derechos inviolables e inalienables de la persona humana, la democracia, la igualdad, la libertad y el Estado de Derecho.
Determinados activos de la cultura religiosa de Occidente no son solamente actos específicos de una determinada creencia personal, sino que han trascendido al conjunto de la sociedad civil como valores culturales que forman parte de la esencia misma de Europa y de la que son elemento visible sus propias catedrales como los alminares lo son de la cultura musulmana.
Algunos colectivos vienen postulando a través de un insistente aparato de propaganda, campañas permanentes, en orden a desposeer, deslegitimizar o revisar los fundamentos que, a partir de la más solvente historia de España, han sido considerados los soportes de la personalidad colectiva de los españoles y de sus manifestaciones tradicionales. No distinguen lo que son tradiciones y convicciones religiosas de lo que son sus efectos y consecuencias culturales, de los hábitos y usos que forman parte de la vida cotidiana, de la tradición civil y de la expresión de sentimientos mucho más arraigados y generalizados que unas cuantas creencias de unos pocos particulares. El Reino de España está plagado de tradiciones multiseculares en las que las autoridades civiles ejercen de anfitriones, protagonistas o invitados relevantes en eventos de carácter religioso, tan arraigados en la tradición histórica que, al margen de las convicciones personales de cada uno, el representante público ha de afrontar el papel que le deparan precisamente por serlo.
1.-Introducción
La política del actual Gobierno de introducir sucesivas reformas y modificaciones en las normas, hábitos, costumbres y tradiciones oficiales del Reino de España, en orden a conseguir el total laicismo del Estado y la absoluta separación del mundo oficial con respecto a las confesiones religiosas, en particular la católica, coincide y, de alguna manera se ahorma, con la pretensión de determinados sectores y órganos de opinión de revisar la propia historia de España y otorgar nuevas lecturas e interpretaciones de relevantes hechos históricos, alrededor de los cuales se ha construido la teoría de la propia identidad nacional.
Los pretendidos avances, nuevos objetivos y políticas para convertir a la sociedad española en un ejemplo de laicismo e independencia entre el Estado y las tradiciones religiosas del país vienen experimentando un decidido acelerón no solamente desde el Gobierno y el partido que en estos momentos lo sustenta, sino de otros sectores interesadamente implicados en desmontar, revisar o reescribir una parte esencial de la cultura, la tradición y los elementos identificativos de lo que hasta ahora entendíamos –y reconocíamos- como nación española.
Así pues, este fenómeno cursa en dos direcciones paralelas que, sin duda se complementan y abre el viejo debate de qué es España. Es evidente que, en este sentido, esa ruptura adquiere mayores manifestaciones en la presentación, desarrollo e imagen públicas de determinados actos, ceremonias, eventos y acontecimientos a través de las cuales se manifiestan las instituciones públicas. El ceremonial y el protocolo de una gran clase de aquéllos están siendo afectados en todos los ámbitos de la estructura administrativa del Estado, desde la Casa Real a los municipios, pasando por las comunidades autónomas, las Fuerzas Armadas, las fundaciones y los patronatos públicos.
No deja de ser una curiosa paradoja que, mientras –como prueba de tolerancia, modernidad, y multiculturalismo- en las ciudades españolas de Melilla y Ceuta se incorporan al calendario oficial, festividades musulmanas, en atención a los ciudadanos de esta religión que residen en aquellas plazas, se proponga limitar, reducir o simplemente suprimir otras manifestaciones de la tradición cultural y religiosa española del resto del país. En este mismo sentido, las disposiciones en vigor en España sobre libertad religiosa y los convenios suscritos por el estado con otras confesiones, prevé incluso que, en determinadas circunstancias, la religión de un ciudadano o residente extranjero en España pueda tener o dar derecho a reclamar determinados efectos en el ámbito civil e incluso laboral (fiestas, descansos, etc.). En Barcelona, sin ir más lejos, determinadas confesiones musulmanas son autorizadas a manifestarse en la calle, sin otra limitación que evitar hacerse sangre (como exige el rito propio de dicha facción en su versión genuina), al auto flagelarse públicamente.
En la mismísima Galicia, una concursante de religión musulmana llegó a conseguir que en una convocatoria pública para funcionarios de la Xunta de Galicia, que coincidía en viernes, fuese excluida del orden general y se montase un examen “ads hoc” para ella sola, en día conforme al calendario muslín. Casi al mismo tiempo, el Cabildo de la Catedral de Santiago cubría de flores la estatua de Santiago Matamoros, un de las dos advocaciones jacobeas con ocho siglos de antigüedad.
En la campaña a favor del laicismo completo en la sociedad civil se amalgaman intereses contradictorios e incluso “pescadores de río revuelto”, dispuestos a obtener ventajas y adelantar sus propias posiciones a fin de desalojar o al menos igualarse con aquellas manifestaciones, hasta ahora propias o dominantes.
2.-La aparición de culturas y manifestaciones emergentes
Uno de los aspectos más preocupantes de esta confrontación, que ya nos presenta evidentes indicios peligrosos es que, mientras a favor del llamado multiculturalismo se pretende reducir, desmontar o deshabilitar los elementos más característicos de nuestra propia cultura e identidad histórica, otros colectivos que conviven con nosotros, lejos de asumir los valores del pluralismo y adaptarse a la cultura social y al espacio civil donde pretenden vivir, tratan de imponer, preservar o establecer sus propias pautas culturales, para ellos irrenunciables, todavía a costa de que amortigüemos o simplemente renunciemos a las nuestras.
No pocas organizaciones de carácter musulmán vienen postulando, sobre todo a través de sus páginas web y de un insistente aparato de propaganda, campañas permanentes, en orden a desposeer, deslegitimizar o revisar los fundamentos que, a partir de la historia de España, han sido considerados los soportes de la personalidad colectiva de los españoles y de sus manifestaciones tradicionales. En este planteamiento coinciden algunas organizaciones de la izquierda política, lamentablemente instalada en una confusión de conocimientos muy peligrosa.
La casuística de los conflictos que estas posiciones tiene algunas manifestaciones emblemáticas y, a modo de prontuario, insiste machaconamente en repetir sus principios definidores.
Así por ejemplo se proclama que:
• La Reconquista en una falacia histórica. La expulsión de los musulmanes fue una guerra civil entre españoles, perdida por un bando.
• Santiago Apóstol es un mito y la herencia y espacio cultural que produce un invento artificial.
• La toma de Granada fue un acontecimiento desgraciado. La conmemoración de este hecho es una afrenta a la comunidad musulmana.
• Fue la intolerancia cristiana la que rompe el equilibrio y la convivencia entre las tres religiones.
• Hay que suprimir determinados festejos populares, como las celebraciones de “Moros y cristianos” porque ofenden a la comunidad musulmana.
• Deben revisarse todos las manifestaciones gráficas, monumentales, artísticas o simbólicas que pueden incurrir en el supuesto anterior (por ejemplo, suprimir las cabezas de moro del escudo regional de Aragón).
• La historia debe ser reinterpretada en función de los principios del “multiculturalismo”.
En apoyo de sus planteamientos, con algo de más ambición intelectual, se ha llegado a plantear el viejo debate que en día mantuvieron los historiadores Claudio Sánchez Albornoz y Américo Castro, en el sentido de sustentarse en las tesis de este último para negar que la identidad española se forme frente al Islam, sino todo lo contrario o volver a discutir cuál es la esencia de España.
Pero en otros casos, se llega a extremos que resultarían pintorescos, si no fueran peligrosos. Al comienzo de la transición política, un concejal de determinado partido del Ayuntamiento de Toledo llegó a sugerir la necesidad de retirar de los edificios de la ciudad ciertos elementos heráldicos que representaban los escudos de los Reyes Católicos o de los de los Austrias, al identificarlos con símbolos franquistas .
Uno de los más activos intelectuales enrolado en esta campaña de revisión de los símbolos y tópicos de la identidad tradicional española es el conocido escritor Juan Goytisolo.
En un artículo titulado “Los mitos fundadores de la nación española” (publicado en el diario «El País» de Madrid, el sábado 14 de septiembre de 1996) aprovecha para arremeter no solamente contra la tradición jacobea, sino contra los propios referentes tradicionales franceses y, en este sentido apunta que “desde el siglo XVIII, gracias a la Ilustración y al empeño posterior de los historiadores críticos, que todas las historias nacionales y credos patrióticos se fundan en mitos: el prurito de magnificar lo pasado, establecer continuidades «a prueba de milenios», forjarse genealogías fantásticas que se remontan a Roma, a Grecia o a la Biblia, obedece sin duda a una ley natural de orgullo y autoestima, pues los hallamos en mayor o menor grado en el conjunto abigarrado de Estados y naciones que integran el continente europeo”:
Afirma Goytisolo que “los mitos fundadores de una nación tienen la piel dura: aun desahuciados por la crítica demoledora de sus falsificaciones sucesivas e interpolaciones flagrantes, siguen ofuscando algunos historiadores contemporáneos y se perpetúan en los manuales de enseñanza por pereza y rutina, debido a la incomodidad y esfuerzo que ocasionaría un nuevo y perturbador planteamiento de la realidad historiable”.
Cabe recordar la esencia de las dos posiciones antagónicas del viejo debate sobre la realidad de España, que ahora se invoca. La posesión previa de sus características como pueblo hizo posible la reacción insuperable del español contra el invasor musulmán. Esos sus caracteres "iniciaron la Reconquista y salvaron el ser y la esencia misma de Hispania en muchos trances difíciles de ese largo proceso" (en “España un enigma histórico, Tomo II, p. 689). Esta cita demuestra hasta qué punto la obra de Sánchez Albornoz es la historia de una esencia, de algo permanente e idéntico a sí mismo, pero que se historifica en el transcurso del acontecer, y en éste adquiere conciencia de sí mismo.
Américo Castro piensa a la inversa en esta misma encrucijada a la cual se refiere Sánchez Albornoz. Para él, las características históricas no se forjan previamente a un proceso histórico, no son su resultado, sino que en el hecho del acontecer, en la práctica histórica, se originan. El pueblo histórico surge de esa oposición y fusión con otros pueblos, según Castro. En el encuentro y diferenciación de cristianos, judíos y árabes el pueblo español surge históricamente. Por lo menos este es uno de los modos sustanciales. En cambio, en el esquema de Albornoz, tenemos las características de los españoles formadas en 1.000 años, desde antes de Cristo, y luego éstas provocan una reacción contra el pueblo musulmán. Dinámicamente, como la historia es, son pueblos musulmán y judío los que provocan la fuerza que conformará aquello que algunos suelen llamar españolidad. Las dos teorías tienen por igual partidarios y detractores.
Según nos apoyemos en una u otra interpretación, hallaremos los recursos dialécticos para justificar, como más adelante veremos, determinadas tradiciones, ceremonias, actos, costumbres y fiestas, ahora cuestionadas.
3. El fin de la utopía multicultural
Pese a las respetables opiniones de Goytisolo, otros autores, a quienes no podemos atribuir la condición de mitómanos del españolismo, parecen coincidir con quienes entienden que la identidad cultural de Europa y de Occidente, por extensión, se enfrenta a un problema a medio plazo que en algo se parece a lo que Sánchez Albornoz presagiaba. Y además, que el Islam emergente de nuestros días no se parece al culto y refinado de la cultura andalusí. Porque el problema viene colgado de una palabra: integración.
Según el politólogo estadounidense Francis Fukuyama, el fracaso de la integración de los musulmanes en Europa es una bomba de tiempo que ya ha contribuido al terrorismo y puede llegar a convertirse en una amenaza para la democracia. En un artículo publicado en el diario “El País”, el sábado 11 de agosto de 2007, titulado, “El fin de la utopía multicultural”, señalaba:
El fracaso europeo del intento de crear una mejor integración de los musulmanes es una bomba de tiempo que ya ha contribuido al terrorismo, que por cierto provocará una reacción más firme de los grupos populistas y que posiblemente llegue a convertirse en una amenaza para la democracia europea misma. La solución del problema requiere un cambio del comportamiento de esa minoría inmigrante y de sus descendientes, pero también del de la comunidad nacional dominante.
De modo parecido se expresaba el profesor Giovanni Sartori, politólogo y profesor emérito de la Universidad Columbia en Nueva York y de la Universidad de Florencia. Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales, quien una entrevista publicada por el diario el Mundo, el sábado, 13 de octubre de 2007 afirmaba: “El islam ha declarado la Guerra Santa a Occidente, que no sabe defenderse”.
…. La democracia no puede funcionar en los estados religiosos, porque la democracia es un sistema laico fundado sobre la voluntad del pueblo. Y cuando trata de implantarse en un sistema teocrático fundado sobre la voluntad de Dios, el conflicto es inevitable. No se puede, es imposible. (….). El islam llegó allí [a la India] hace más de 1.000 años y, después de todo ese tiempo, los musulmanes aún no se han integrado en absoluto….(…). El islam ha declarado la Guerra Santa a Occidente. Occidente no es el agresor político, se limita a defenderse mejor o peor, más bien peor, porque no sabe hacerlo. (…). Los inmigrantes musulmanes no se han integrado jamás en ningún lado. Ahí tiene usted el ejemplo de la India que le comentaba hace un momento. No se integran porque si uno obedece la voluntad de Dios no puede obedecer la voluntad del pueblo ni respetar el principio de legitimidad de la democracia. Y el islam es un sistema teocrático cuyos miembros están obligados a cumplir la voluntad de Alá, tal y como la interpretan sus clérigos. Así era Europa en la Edad Media; sin embargo, la religión cristiana ha conseguido aceptar la laicidad, pero el islam no. (…) No acepto la idea de que si cogemos un musulmán y lo declaramos español vaya a convertirse en un buen ciudadano español. No se convierte en nada, sigue siendo lo que es. No recurramos a soluciones estúpidas y equivocadas. Debemos controlar y limitar la entrada de inmigrantes, porque si no nos arrollarán. ¿Qué hacer con los musulmanes que ya están en Europa?: Obligarles a acudir a la escuela laica nacional….
Samuel P. Huntington, de profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Harvard y autor del famoso libro “El choque de civilizaciones”, advertía:
Este nuevo orden mundial tiene sus riesgos. Las civilizaciones emergentes se consideran superiores a la de Occidente, con valores morales más auténticos. Por vía del desafío demográfico (el 2025 más del 25% poblacional mundial será musulmana) o por vía del crecimiento económico (el 2025 Asia incluirá siete de las debe economías más fuertes del planeta) o por vía de la militancia creando inestabilidad, el poder y los controles de la civilización occidental se desplazarán hacia las civilizaciones no occidentales. Así, un choque de civilizaciones, de estas civilizaciones arraigadas a religiones, dominará la política a escalera mundial: en las fronteras entre civilizaciones se producirán las batallas del futuro.
Resulta especialmente esclarecedora sobre este conflicto, la figura de una intelectual y política musulmana, la parlamentaria holandesa de origen somalí Ayaan Iris Alí, autora del impresionante libro “Yo acuso. Defensa de la emancipación de las mujeres musulmanas”. Ayaan clama por una época ilustrada para el Islam y porque Occidente contribuya a la generación del Voltaire del mundo musulmán. Por esa misma razón, se opone a toda política de integración de los inmigrantes basada en los principios del multiculturalismo, que a su juicio permite la permanencia de normas culturales y religiosas que frenan el proceso de emancipación de los musulmanes.
3.1.-La herencia cultural de Europa
El debate sobre esta cuestión rebasa ampliamente el marco del propio Reino de España y se adentra en las raíces mismas de Europa. Nadie discute que la Cultura Greco-Latina, la Tradición Judeo-Cristiana y la Revolución Francesa son los tres elementos esenciales sobre los que se construye la identidad europea, que en el caso de España se completa, sin duda, con el aporte de la cultura hispanoárabe. Pero cada cosa tiene su propia dimensión. Hace años, al comienzo de la transición política, un concejal del Ayuntamiento de Sevilla llegó a proponer al pleno municipal llegó a proponer que en la comunidad autónoma de Andalucía se estableciese como segunda lengua el árabe. El historiador Claudio Sánchez Albornos, ya en el epílogo de su vida, reaccionó vigorosamente ante aquella ocurrencia y replicó que, caso de querer introducir un segundo idioma identitario se impusiera el latín, por ser más lógico de un país que cuando llegaron los árabes tenía ciudades llamadas Córduba, Híspalis o Gades. Hoy en día, hay asociaciones que reclaman una identidad nacional andaluza confundiendo el concepto de Al Andalus o la Vandalia con el territorio de su comunidad autónoma y no del conjunto de la península.
No se pueden negar, tampoco, las aportaciones del mundo árabe a la cultura de Europa, sobre todo durante la Edad Media, cuando el desnivel entre Europa y el mundo árabe ilustrado fue patente. Europa estaba sumida en los restos empobrecidos de una tardía latinidad mientras el Islam y el Judaísmo recuperaban lo mejor del legado griego, lo asimilaban y lo perfeccionaban. ¿Cómo negar que los sabios árabes y judíos, ayudaron a que Europa como recuperara gran parte del legado clásico? Se ha escrito que gracias a ese trasvase, Europa rejuvenece, adopta nuevas formas de hacer ciencia, filosofía y literatura, aprende estilos nuevos de comportarse, de vivir la religión, de sumirse en los abismos misteriosos de la mística, de practicar la ascética, de amar, de disfrutar de la belleza. Los sabios hispanomusulmanes cumplieron una importante misión como industriosos intermediarios de la cultura y transmitieron a la Europa medieval la olvidada sabiduría del mundo antiguo, abriendo la posibilidad del Renacimiento.
Veamos qué dice el Preámbulo de Proyecto de Constitución Europea, tras citar a todos los jefes de Estado de la Unión, al señalar las bases sobre las que se construye Europa se duce:
INSPIRÁNDOSE en la herencia cultural, religiosa y humanista de Europa, a partir de la cual se han desarrollado los valores universales de los derechos inviolables e inalienables de la persona humana, la democracia, la igualdad, la libertad y el Estado de Derecho,
Es decir, Europa es: Herencia cultural, religiosa y humanista.
Los tres elementos más significativos de esa herencia son la cultura grecolatina y la tradición judeocristiana, obviamente, junto a los valores de la Ilustración y la Revolución francesa. Hemos de reconocer cuanto de bueno aportaron los estudiosos árabes y judíos a la trasmisión y conocimiento del mundo clásico, fundamento de Europa. ¿Pero ha evolucionado el Islam, acaso ha pasado por su propia Ilustración?
¿Se puede ignorar? Es sobre este sistema de valores como se construye la sociedad democrática occidental. Esos valores, traducidos a la vida civil, no son evidentemente compatibles con aquellas culturas netamente teocráticas que pretenden trasladar y mantener su propio código, y hablamos del orden civil, a la vida que sus ejercientes pretenden desarrollar en la Europa donde pretenden vivir. Y son evidentes las muestras de que se rechaza hasta la terminología al uso.
El teólogo Hans Küng se ha referido más de una vez a la influencia positiva que el cristianismo aporta a Europa, en nuestros días, precisamente como elemento de apoyo en la construcción de la misma. Y señala, que nadie puede negar el hecho de que en la histórica reconciliación de Francia con Alemania fuera un elemento decisivo que tanto el francés De Gaulle como el germano Adenauer fuesen católicos, verdadero punto de partida de la creación de la Europa de nuestros días. Lo mismo que fueron cristianos todos los grandes padres fundadores de la idea europea.
El mismo autor, en un libro clásico (El Islam, historia, presente y futuro. Editorial Trotta, Madrid, 2004, página 696), escribe con respecto a lo que viene ocurriendo en la laica y republicana Francia:
¿Hasta dónde se debe hacer concesiones a los distintos grupos de presión musulmanes? ¿Se puede consentir que las muchachas musulmanas no asistan, por pre¬sión de los padres, a las clases de biología y educación física, ni tomen parte en las excursiones de su grupo escolar? ¿Que hagan «descansos para orar» en medio de los exámenes y que exijan menús especiales para la comida de mediodía en las cantinas de las escuelas? ¿Que los musul¬manes se nieguen a ser visitados y tratados en los hospitales por personal del sexo opuesto? ¿Que reclamen un sector musulmán segregado (carré musulman) en los cementerios públicos o solares municipales para mez¬quitas y quizá también para piscinas especiales? ¿Que se financien en creciente medida las clases en la lengua materna de los alumnos, con el consiguiente descuido del francés, y que cada vez se reclamen con ma¬yor fuerza tiempos de emisión en lenguas no francesas en la televisión y en la radio? ¿y que, por último, no se respete el principio de la igualdad de derechos, violado con el envelamiento impuesto con frecuencia a las mujeres y niñas por sus padres y hermanos o con los matrimonios arre¬glados por los progenitores? A pesar de estos serios problemas, creo que sería excesivamente exagerado apelar, por miedo a la «islamización de Occidente» y a la «disolución de Francia», a la «cristiandad francesa», como hacen los círculos católicos conservadores. Algunos franceses ati¬zan tales miedos incluso con la antigua advertencia del general De Gau¬lle en el sentido de que no le gustaría que su lugar natal Colombey-les¬Deux-Églises pasara a llamarse algún día Colombey-les-Deux-Mosquées .
Hans Küng añade incluso que “los pesimistas ya temen que, en el futuro, los tribunales europeos tendrán que mostrarse comprensivos con los «asesinatos por honor», los «matrimonios obligados», la privación de libertad a mujeres y mucha¬chas jóvenes y la mutilación genital, así como con quienes se tomen la justicia por su mano tras haber sufrido una «afrenta»: en todos estos casos, piensan que el contexto cultural tendrá que ser tenido en cuenta, al menos, como atenuante”.
Dice el Corán: “Casaos con la que os guste de las mujeres, dos, tres o cuatro. Pero si teméis no ser equitativos, entonces con una sola. Así evitaréis mejor obrar mal”.
Cabe recordar que las diversas asociaciones musulmanas en España han solicitado ya al Gobierno Zapatero la incorporación de la poligamia a nuestro Código Civil con un argumento irrefutable: “Si en España es legal que un hombre se case con otro o una mujer con otra, ¿Por qué no un hombre con cuatro mujeres, que es más natural?” Ya añaden: “Si el elemento esencial del matrimonio es –en Occidente- la voluntad de las partes, y todos están de acuerdo, ¿por qué no cuatro mujeres por varón?”.
En un esclarecedor artículo titulado “Comentario legal sobre la poligamia en Islam” (Derecho. 15/06(1995. Saleha Huseini. Verde Islam 1), leemos:
El Islam, en su condición de sistema legislativo completo y ordenador, debe ser enjuiciado en su totalidad y por lo tanto, para comprender una parte del mismo hay que ponerla en relación con la totalidad del sistema sin que la poligamia sea una excepción a la regla. Si se contempla desde esta perspectiva se observará que la poligamia no es una institución destructiva que deba ser eliminada sino que, bien utilizada, puede ser un importante factor en la edificación de la sociedad y en la felicidad de sus miembros.
4.-La construcción de mitos y tradiciones españoles
La tradición sitúa a Santiago en la antigua Hispania, propagando el Evangelio. A las orillas del Ebro, en Cesaraugusta -Zaragoza-, se le apareció la Virgen María (que todavía vivía en este mundo sin haber sido asunta al cielo). La Virgen le previno de los peligros que se cernían sobre el grupo de cristianos que él formaba, animándolo a seguir con su labor apostólica. Santiago siguió predicando hasta que decidió regresar a Jerusalén, donde fue martirizado. Según la leyenda su cadáver fue trasladado por sus discípulos y depositado en Compostela -el campo de la estrella-, donde Europa lo venera .
………..”adurmiose el rey don Ramiro, et appareciol estonces en suennos el apostol sant Yague et dixol: «sepas que Nuestro Sennor Jhesu Cristo partio a todos los otros apostoles mios hermanos et a mi todas la otras prouincias de la tierra, et a mi solo dio a Espanna que la guardasse et la amparasse de manos de los enemigos de la fe».
La cultura como proceso histórico-social hunde sus raíces en los orígenes y en el imaginario popular y cada expresión forma parte consustancial de ella, siendo así la mitología y las tradiciones son elementos fundamentales en la configuración de la identidad de un pueblo. Son la suma de creencias, tradiciones, instituciones, lenguajes, entre otros, que elabora y transmite una sociedad. Es un conjunto de conocimientos que una persona ha adquirido en su proceso de socialización, el sistema de valores culturales, glosa de ideología dominante, difundido a través de los medios de comunicación de masas. También son el conjunto de valores y conocimientos socialmente exigidos al individuo. Por último es la costumbre elaborada por las capas populares.
La importancia del conocimiento de las raíces de un territorio, constituidas en parte muy esencial por sus tradiciones es fundamental en cuanto a su pasado, presente y futuro. Una tradición es la transmisión del conjunto de valores culturales que, de generación en generación, forman el sustrato básico de una colectividad. Cada población, cada pueblo y cada sociedad tienen su cultura, sus tradiciones que se han venido marcando desde sus antepasados y se mantienen en la actualidad.
Para un país o lugar específico es de suma importancia tener una tradición autóctona que lo diferencio e identifique; de ahí la importancia del rescate de muchas que se han perdido. También es importante destacar lo imprescindible que han sido el conocimiento de la tradición de un país para el mudo entero, como parte de la cultura colectiva.
Cultura y civilización son semejantes y están estrechamente vinculadas; entre ambas existen transiciones imperceptibles como hablar de cultura se acentúa lo espiritual. Cada época histórica, cada pueblo o conjunto de pueblos ha tenido su propia cultura, con una fisonomía propia y así se habla de cultura griega, de la Antigüedad, de la Edad Media, del Renacimiento, entre otras; y del estilo y formas o estructuras de las diversas culturas.
El mito o la creación literaria son elementos que ayuda a configurar el concepto romántico de nación. Con frecuencia la conciencia nacional está vinculada a la literatura. Finlandia se la debe a las baladas heroicas de sus héroes mitológicos. Flandes celebra su día nacional en el aniversario de una batalla de 1302, recupera y exaltada en una novela (El León de Flandes, 1838). ¿Y qué decir de los británicos, de las leyendas artúricas, de Scott, cuyas novelas propugnan la unificación nacional, como Ivanhoe (1819). ¿Valen esos mitos y no nuestro Santiago? ¿Vale crees que Mahoma –como millones creen- subió al cielo en un caballo blanco, pero negamos al tiempo que también era blanco el caballo (mitológico) de Santiago?
5.-Laicismo del Estado y signos religiosos
En el Diario de Sevilla, 4 de septiembre de 2009, Juan A. Estrada escribía
“La mejor sociedad no es la que se ajusta a un credo determinado, sino aquella en la que pueden convivir personas que pertenecen a diversas religiones y otras que no son creyentes. La secularización de la sociedad y la laicidad lleva a la separación del ámbito político y religioso, a la no confesionalidad del Estado y al rechazo de privilegios para una iglesia. Esta perspectiva legitima la ausencia de signos religiosos en las instituciones públicas, sobre todo estatales. Responde a las demandas laicistas, que impugnan la dimensión pública de la religión, y se satisfacen las demandas de las religiones minoritarias contra la hegemonía del catolicismo en España. Estas y otras razones avalan la legitimidad de una ley gubernamental que ponga fin a formas tradicionales del cristianismo sociológico. Si la sociedad y el Estado no son cristianos, hay que acabar con tradiciones religiosas centenarias, hoy rechazadas”.
Pero con buen sentido, este mismo autor reconoce que abordar el problema requiere sustentarse no solamente en la legitimidad política, sino respetar otros aspectos de la opinión pública. ¿Es conveniente en estos momentos añadir nuevos problemas a una sociedad agobiada por otras cuestiones que la fracturan como la crisis económica, la quiebra del sistema educativo y otras varias alarmas sociales.
¿Tienen sentido nuevas leyes que polarizan y crispan a la sociedad? ¿Es el momento adecuado para legislaciones que aceleran un proceso que puede desarrollarse de forma espontánea y progresiva? ¿No hay que dar la primacía a la paz social en un momento social delicado? ¿No hay urgencia política por marcar signos de izquierda en la cultura, ya que ha fracasado la política económica? ¿Se pueden ignorar la sensibilidad y emociones de generaciones y personas tradicionales, todavía marcadas por los ataques a la religión del pasado?, se pregunta.
Con la misma lógica, añade que los cambios en las relaciones entre la Iglesia y el Estado no pueden plantearse al marco del marco legal de referencia: el Acuerdo, Tratado, Pacto o Concordato con la Santa Sede, que regula sus relaciones con el Estado.
Pero donde, a nuestro entender, acierta Juan Estrada es al preguntarnos:
¿Si se quitan signos religiosos del ámbito público habría que eliminar los políticos en el religioso. ¿Se está seguro de que la mayoría quiere que policía, ejército y autoridades dejen de participar en manifestaciones religiosas y ciudadanas, como procesiones, romerías, fiestas patronales, etc? ¿Qué hacemos con celebraciones religiosas que son también tradiciones de nuestra identidad cultural, histórica y folklore? Además, ¿qué signos se quitan y cuáles quedan?
¿Quién determina lo que es artístico, además de religioso? ¿Dejamos que decidan los políticos y que, según quién gobierne, cambie de una legislatura a otra? El catolicismo ha marcado nuestra historia, tradiciones y formas de convivencia. ¿Lo tratamos por igual que otras religiones sin arraigo en España? ¿Asumimos la demanda de laicistas que no buscan la neutralidad del Estado, sino excluir la religión del ámbito público? ¿No caemos así en una confesionalidad de signo inverso, en este caso antirreligioso? ¿Hay que escuchar a grupos religiosos que rechazan la presencia pública de la religión mayoritaria de los españoles y que en sus países no toleran nada que se aparte de su religión oficial? ¿Es aconsejable, además, regular el velo islámico por ley y entrar en una espiral de conflictos, que hasta ahora, sabiamente, se han obviado?
Parece pues fuera de toda duda, que esta cuestión reclama lo que Estrada llama “un debate social sereno, complejo, plural y abierto”. No podemos trasladar al espacio público nuestras creencias particulares sin más. Ni puede no debe el Estado asumir cambios de roles, tradiciones y preferencias que corresponden a la sociedad civil.
6.-Efectos en la vida local
Los movimientos iconoclastas no distinguen lo que son tradiciones y convicciones religiosas de lo que son sus efectos y consecuencias culturales, de los hábitos y usos que forman parte de la vida cotidiana, de la tradición civil y de la expresión de sentimientos mucho más arraigados y generalizados que unas cuantas creencias de unos pocos particulares.
En la vida civil española nos encontramos numerosos efectos de aquella tradición cultural, sobre todo en el ámbito local, tales como:
• Patronazgos de ciudades, villas, cofradías, pósitos, corporaciones, colegios.
• Ofrendas.
• Bendición de las primeras piedras.
• Votos municipalidad.
• Fiestas populares
• Romerías.
• Procesiones.
• Ritos ciudadanos.
• Recompensas.
• Denominaciones.
• Heráldica y vexilogía
• Arquitectura civil y religiosa.
• Arte en general.
• Ritos iniciáticos.
• Música y Folklore.
• Premios.
• Sociolenguaje.
• Honores y reconocimientos.
• Premios.
• Privilegios.
La variedad es interminable. Durante la Reconquista y la Edad Media, especialmente en la época de las grandes calamidades, pueblos, villas y aldeas se pusieron bajo la protección de un santo o una advocación. Esas tradiciones han llegado a nuestros días. En habitual que a lo largo y ancho de España, el alcalde al frente de su Consistorio presida la procesión del Santo o la ofrenda de la villa, o la presentación de los primeros frutos o cualquier otro evento semejante.
Por lo general, y salvo excepciones, los alcaldes –como representantes del conjunto de sus ciudadanos- han sido respetuosos con las tradiciones y acuden de buen grado, con independencia de su propia ideología y convicciones a este tipo de eventos. Pero no todos: el alcalde de Pontevedra Miguel Lores, del BNG, presume no presidir la secular procesión de la Virgen Peregrina, aduciendo que como autoridad pública de un estado laico no tiene por qué acudir a actos religiosos.
El Reino de España está plagado de tradiciones multiseculares en las que las autoridades civiles ejercen de anfitriones, protagonistas o invitados relevantes en eventos de carácter religioso, pero tan fuertemente arraigados en la tradición histórica que, al margen de las convicciones personales de cada uno, el representante público ha de afrontar el papel que la historia le depara precisamente por serlo.
6.1.-Las organizaciones promotoras del laicismo y su actividad
Existen diversas organizaciones promotoras del laicismo que arremeten especialmente contra la presencia de autoridades civiles en actos religiosos, la presencia de lo religioso en actos civiles y, en general, todas las tradiciones que existen en ese sentido. La actividad más intensa se realiza a través de la web https://laicismo.org que actualmente denuncia medio centenar de casos, a su entender, contrarios al laicismo del Estado, en cuanto a alguno de los supuestos antes citados.
Así por ejemplo, denuncia:
Andalucia Laica denuncia el abuso de poder del alcalde de El Puerto
08/09/2009
Belloch vuelve a convertir los eventos religiosos del Pilar en actos institucionales
07/10/2009
La cofradía de La Macarena quiere a la Legión para celebrar sus 50 años
27/09/2009
Autoridades de Barcelona y Corporación, salvo IU, en la misa de la Merced
24/09/2009
El concejal de EB-berdeak/Aralar (IU) en la localidad guipuzcoana de Urretxu no asiste a las ceremonias religiosas…..
22/09/2009
1
Un ejemplo típico de denuncia:
Andalucía Laica denuncia el abuso de poder del alcalde de El Puerto.
08/09/2009
Hoy día 8 de Septiembre, en el Puerto de Santa María, ha tenido lugar la procesión de Nuestra Señora de los Milagros, patrona de la ciudad. Esto no sería noticia si, por primera vez y por aprobación del Pleno del Ayuntamiento, con los votos del PP, de los independientes y de un concejal andalucista, no se hubiera obligado a todos los concejales a asistir obligatoriamente a dicha procesión. Hasta este año y como era natural, cada concejal podía decidir libremente de su asistencia a dicho acto
Andalucía Laica denuncia que el alcalde popular, Enrique Moresco, su equipo de gobierno y sus socios, abusando de su poder, hayan confundido, como ocurre con demasiada frecuencia, un acto de creencias religiosas de carácter personal con un acto oficial e impositivo, conculcando la libertad de pensamiento y la libertad de religión reconocidas en la Declaración de derechos humanos y en la Constitución Española.
6.2.-Las propuestas del Proyecto de Reglamento de Honores para las corporaciones locales
sobre tradiciones religiosas
Interesa recuperar aquí, las propuestas contenidas en el Proyecto de reglamento de honores, distinciones y ceremonial (presentado en el II CONGRESO INTERNACIONAL DE PROTOCOLO), donde hallamos las aspectos que reflejan la sensibilidad colectiva que aquí convocamos, en el sentido de que las tradiciones, mismo religiosas, en el espacio local, forman parte de la cultura, la tradición y las costumbres civiles. En dicho reglamento modelo, se propone el modo en que los municipios deben asumir las propias tradiciones religiosas del lugar.
TÍTULO CUARTO: DE LAS CEREMONIAS RELIGIOSAS TRADICIONALES
Asistencia a las ceremonias con motivo de la Semana Santa. Se describirán detalladamente y se estará a lo que señale la costumbre, intentando recuperar todas aquellas tradiciones que en su día formasen parte del acervo cultural de la localidad.
De la Festividad del Patrón o Patrona de la localidad. Se describirán cuantas ceremonias y actos públicos tengan lugar, con tal motivo, en los que participe la Corporación, determinando precedencias, galas y honores.
Igualmente cuantas ceremonias tengan lugar en la Festividad del Corpus Christi.
En los supuestos de que las Corporaciones celebren festividades conmemorativas o acontecimientos cívico-religiosos propios, se describirán según la tradición inveterada del lugar.
De las festividades religiosas de carácter nacional. En aquellas localidades donde se celebre la festividad de la Inmaculada Concepción se describirán las ceremonias y se cumplirá la tradición del lugar.
En el Titulo Octavo, dedicado al ceremonial se indica que los miembros de la Corporación deberán asistir a todos los actos oficiales solemnes de la misma. En caso de no asistir deberán excusar su asistencia.
6.3. Algunos ejemplos de ceremonias cívico-religiosas
Veamos algunas tradiciones seculares del Reino de España y sus controversias:
6.3.1.-La procesión de la espada en Sevilla
Cada 22 de diciembre, para conmemorar la entrada oficial de Fernando III el Santo en Sevilla tiene lugar en su Catedral-Museo, la llamada procesión de San Clemente, o de la Espada, o de las Gradas. Fue instituida por Alfonso X el Sabio en 1255 y se celebra desde dicha fecha hasta nuestros días como procesión seria claustral, culminando con una solemne misa en el altar mayor, siguiendo la reglamentación dictada por Felipe II a mediados del siglo XVI.
En la procesión participa la corporación municipal bajo mazas, en unión de los canónigos del Cabildo catedralicio. En comitiva trasladan una reliquia de San Clemente por el interior de la catedral. El pendón de San Fernando corresponde portarlo al miembro más joven de la corporación municipal. La espada de San Fernando la sostiene el alcalde. Pero el modo de llevar la espada es singular, ya que no la toma por la empuñadura, sino por la punta. El actual alcalde socialista Alfredo Sánchez Monteseirín cumple con el rito con toda solemnidad .
¿Qué pasará en el futuro con esta tradición? ¿En aras del laicismo, el alcalde de Sevilla dejará de llevar la espada de Fernando III el Santo? ¿Los sevillanos, celosos de su historia, votarán a un alcalde que de tal modo la profane?
6.3.2.-La senyera del Reino de Valencia con Te Déum
Conviene tener presente que alguna de las ceremonias más controvertidas, en nuestros días, tienen que ver precisamente con la conmemoración de la Reconquista. La Comunidad Valenciana celebra su Día propio el 9 de Octubre, fecha en que Jaume I el Conquistador derrotaba a los musulmanes y entraba en la ciudad de Valencia.
Por la mañana, el Palacio de la Generalitat, se celebra un acto institucional. La Procesión cívica es el hecho más relevante. Consiste en un recorrido oficial por las calles céntricas de Valencia llevando la Senyera real (bandera o enseña del reino de Valencia) desde el Ayuntamiento a los diferentes lugares donde tienen lugar diversos actos, a partir del mediodía. La bandera que se exhibe es réplica de la enseña de 1545 que se conserva en el Archivo Histórico Municipal. La enseña no sale por la puerta principal, sino que, desde el balcón, se hace descender a la calle. En ningún momento se inclina el mástil ante nada ni nadie.
Del Ayuntamiento se dirigen hacia la Catedral, donde tiene lugar un Te Deum. No todos los concejales están de acuerdo en entrar en la Catedral. Posteriormente llegan ante el Palacio de la Generalitat y se rinden honores a la Senyera. Luego, se hace una ofrenda ante la estatua ecuestre de Jaime I.
6.3.3. La toma de Granada, ¿Los Reyes Católicos invasores?
Según el color o la mayoría de la corporación, el aniversario de la toma de Granada por los Reyes Católicos es una cosa o es otra. En unos casos, Isabel y Fernando son unos invasores extranjeros (castellanos) y en otros, los liberadores nacionales.
En este sentido, ningún otro partido como Izquierda Unida se ha propuesto reescribir la historia, con la nada científica pretensión no ya, de la trasnochada pretensión de interpretar desde postulados marxistas hechos sobradamente explicados en su propio contexto, sino de amalgamar en una especie de sopa variada elementos culturales con especificidad propia para ser contemplados específicamente como tales.
Como exponente de quienes desean reinterpretar la historia, escribe Javier González Pulido:
El 2 de Enero de 1492 culminó la anexión castellana del emirato andalusí de Granada. Este hecho histórico es fundamento aún, más de quinientos años después, de una conmemoración oficial conocida como Día de la Toma. Los actos, a tono con el contenido ideológico que los sostiene, incluyen la participación protagonista del Ejército español y una destacada vinculación a la Iglesia Católica. Dado todo su desarrollo, la Toma resulta ser una apología de la conquista militar y la uniformidad religiosa; una identificación excluyente con una visión conservadora y españolista de la historia de Granada y Andalucía y una exaltación de los Reyes Católicos que, a través del homenaje oficial que reciben, son convertidos en presunto modelo cívico. La vergonzante introducción subordinada de la figura de Boabdil, último rey nazarí, no modifica en absoluto los términos de la Conmemoración.
El 1 de enero de 2009, la agencia Europa Press distribuía el siguiente despacho:
Granada.- El concejal de Cultura tremola mañana el pendón en la celebración de la Toma de Granada
La comunidad islámica es contraria a que en la comitiva se incluya un figurante musulmán y pide el "cese inmediato de este escarnio"
GRANADA, 1 (EUROPA PRESS)
La corporación municipal, junto a representantes de las distintas administraciones y colectivos sociales participarán mañana en los actos de conmemoración de la Toma de Granada, festividad en la que el concejal de Cultura en el Ayuntamiento de la capital, Juan García Montero, tendrá un papel destacado, al ser el encargado de tremolar el pendón en el balcón del consistorio. En declaraciones a Europa Press, Montero se mostró "orgulloso" de ser el encargado de portar y tremolar el pendón, una "bonita" tradición que "ha presenciado desde pequeño" a pesar de las "polémicas surgidas en los últimos años", añadió.
Explicó que este año se introducirán en la comitiva dos figurantes, un musulmán y un cristiano, que irán justo detrás del heraldo y con el que se "pretende demostrar que es una fiesta de integración y tolerancia".
Por su parte, la comunidad islámica ha mostrado, a través de su decano en España, Sidi Karim Carlos Viudes Martínez, su rechazo a esta iniciativa, que califica de "escarnio", solicitando su cese "inmediato". Martínez consideró a través de un comunicado que con este acto simbólico, del que dijo sentir bochorno, "la Curia ha decidido traspasar las chirigotas del Corpus a la procesión cívica de la Toma de Granada".
Son numerosas las webs de contenido islámico a través de las cuales se ataca la celebración de determinadas celebraciones como la presente o se revisan hechos históricos tan emblemáticos como la batalla de Lepanto o el mismísimo cautiverio de Cervantes, en Argel, obviamente desde su propia perspectiva interesada. Así por ejemplo, el 29 de enero de 2001, encontramos esta referencia, que sirve de muestra.
WebIslam condena la celebración de la toma de Granada
Nacional – 29/12/2001 0:00 – Autor: Agencia Islámica de Noticias
En la redacción de Webislam hemos recibido una carta del Consejo Islámico de Granada en la que lamentan el cariz que está tomando la fatídica conmemoración de la Toma de Granada por los católicos, hecho que se produjo el 2 de Enero de 1492. Temen los musulmanes y las gentes civilizadas de Granada que, tras estos últimos años en los que el ayuntamiento de la ciudad intentó ir minimizando la fiesta hasta suprimirla, se esté imponiendo la opción de los xenófobos, de quienes quieren seguir conmemorando la destrucción de los pueblos que forjaron nuestra identidad y nuestra cultura. WebIslam quiere sumarse a la protesta que, desde hace años, vienen haciendo intelectuales, artistas, profesionales y políticos, en contra de la celebración de un hecho tan desastroso para nuestra historia. (…)
Nuestros gobernantes deberían pararse un momento a reflexionar sobre esta cuestión, porque los ciudadanos de un estado que se presume aconfesional no podemos admitir que las instituciones públicas asuman como uno de los signos de identidad cultural de nuestro pueblo, la conmemoración de un hecho tan triste y desastroso no sólo para musulmanes y judíos, sino para cualquier español contemporáneo. (…) Y por eso mismo nos oponemos a que en esa tierra se conmemore la fecha de nuestra propia derrota como pueblo, como comunidad capaz de vivir con unos valores que no son los de la guerra y el terror sino los de la luz y el conocimiento.
Quiera Allah que nuestro gobernantes sepan leer su propia historia y sepan reconocer el camino correcto, si es verdad que trabajan para algún pueblo.
Cabe recordar que esta misma Web considera a los piratas somalíes pescadores reconvertidos guardacostas de las riquezas marítimas del Índico donde operan ante el expolio de las flotas del mundo occidental.
7.-La ofrenda nacional de España.
A los ejemplos de Sevilla, Valencia y Granada, pueden unirse otros más. Ello nos permite establecer que, desde el punto de vista de la imagen pública de las instituciones oficiales, ayuntamientos, cabildos autonómicos o corporaciones en general, el problema de atemperar y acomodar las diversas culturas y sensibilidades rebasa el marco de la separación entre lo religioso y lo civil; sino la propia convivencia –o la presencia- entre unas y otras confesiones. En otros casos, el acto civil o el acto oficial, es en sí mismo un acontecimiento religioso. Véase, por ejemplo, la Ofrenda Nacional a Santiago Apóstol, que se realiza cada 25 de Julio en Compostela por el jefe de Estado o en su nombre, o la propia Ofrenda Nacional del Reino de Galicia, que acontece en la Infraoctava del Corpus (el domingo siguiente a dicha celebración).
La Ofrenda Nacional al Apóstol Santiago es una ceremonia instituida en 1643 por Felipe IV y que a lo largo de los años mantiene la tradición de que reyes, jefes de Estado o personalidades con las más altas responsabilidades invocan al Patrón de las Españas los beneficios divinos para las tareas humanas. Con respecto a la controversia sobre este acontecimiento, la Iglesia siempre ha defendido que en modo alguno supone un sometimiento de la autoridad civil a la religión. Al contrario, los políticos aprovechan el evento para lanzar sus propios mensajes. La celebración del día de Santiago se quedado reducida sólo a Galicia por haber dejado de ser fiesta laboral en toda España, pese a que Castilla y León tienen una historia también vinculada con el Apóstol. En contra de lo que se hizo con la Inmaculada, la Iglesia española no defendió el carácter nacional de esta fiesta. La ofrenda se realiza frente al baldaquino del altar mayor de la catedral, en el que están representados cuatro reyes, Alfonso II, Alfonso III, Fernando I el Católico y Felipe IV. Sólo se interrumpió la Ofrenda Nacional durante la II República, pero en aquellos momentos lo suplió el Ayuntamiento de Santiago o la Archicofradía del Apóstol, y la celebración siempre tuvo continuidad. S.M. el Rey sólo acude los Años Santos. El resto, envía a un delegado regio.
7.1.-La Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia
La Ofrenda do Antiguo Reino de Galicia a Jesús Sacramentado se viene realizando en la Catedral de Lugo desde 1669. En los últimos años, la comitiva procesional, integrada por los alcaldes de las siete antiguas ciudades (A Coruña, Lugo, Ourense, Santiago, Mondoñedo, Betanzos y Tui) partía de la casa consistorial de Lugo y era escoltada por la guardia de gala del Ayuntamiento hasta el templo. Posiblemente se trate de una de las pocas ceremonias que, sin apenas cambios en su estructura, se siga celebrando desde hace más de tres siglos.
Esta tradición tiene su origen en 1658, cuando el cabildo de la Catedral dispuso que los cirios que alumbran el Santísimo fuesen de cera labrada para que ardieran también durante la noche. La catedral de Lugo tiene el privilegio de poder tener en permanente exposición la custodia. Para poder mantener el culto que resaltara el privilegio secular, el cabildo pidió a los regidores de las siete ciudades de Galicia que dispusieran los medios para ello.
El 14 de enero de 1669, las siete ciudades de Galicia , reunidas en Lugo, acordaron “Que cada año se ofrezca al Soberano Señor en su altar, y la misa mayor del día del Corpus Christie, en nombre de este católico reino, renovando las memorias del origen de sus armas, y por la mano de un capitular caballero, regidor de aquella ciudad que las represente a todas”. De este modo, y desde entonces, con la única excepción de los años de la II República, los alcaldes de las siete ciudades de Galicia rotan cada año para, en nombre del antiguo reino, hacer la ofrenda tradicional en la catedral de Lugo.
El ceremonial comienza la víspera. Ese día, aquel de entre los siete alcaldes del antiguo reino que es nombrado delegado regio acude a la catedral de Lugo en compañía de la corporación local. Al día siguiente, al mediodía, el alcalde y la corporación de Lugo reciben en las casas consistoriales a los alcaldes de las otras seis ciudades históricas, incluido el delegado regio y la corporación de la ciudad oferente. La comitiva hasta la catedral atraviesa en centro de la ciudad y está formada por el delegado regio y su corporación, con los maceros, alguaciles, pendón y símbolos municipales, seguidos por el resto de los alcaldes, la corporación de Lugo y los símbolos de la ciudad. De la escolta se encargan, respectivamente, con sus uniformes de gala, de las policías municipales de la ciudad oferente y de Lugo.
El cortejo es recibido en la catedral por el cabildo y, en el interior, por los obispos de las diócesis gallegas (Lugo, Mondoñedo-Ferrol, Tui-Vigo, Ourense y Santiago, así como por el Abad mitrado de Samos y, en ocasiones, el obispo de Astorga, ya que parte de la provincia de Ourense pertenece a esta diócesis leonesa). Tanto a la entrada como a la salida de la catedral se interpreta la marcha procesional del Antiguo Reino de Galicia .
En el templo se celebra la eucaristía y tiene lugar la lectura de la solemne ofrenda que hace el alcalde a quien corresponde. Le responde generalmente el obispo de la diócesis a la que pertenece el municipio. Al final se imparte la bendición papal y la procesión civil vuelve a las casas consistoriales con el mismo ceremonial. Se trata, en suma, de una tradición muy popular y enraizada, en la que participa todo el pueblo de Lugo .
8.-Conflicto con las fiestas populares
La comunidad islámica en España, especialmente aquella capitaneada por “conversos” está siendo enormemente activa en la labor de exigir renuncias y cambios en aspectos tan diversos como las fiestas y tradiciones populares, especialmente en Andalucía y Levante, y la heráldica milenaria, en algunos casos. Como muestra, véase esta noticia distribuida por la agencia Europa Press el 5 de octubre de 2006.
La noticia se comenta sola, y demuestra la osadía con que quien en todo caso, quien representa a un sector, por ahora minoritario de la población, pretende que se reescriba la historia del país, ahormándola a sus creencias.
Musulmanes piden suprimir las fiestas de Moros y Cristianos “por no caber en la España democrática”
Jueves 05/10/2006 EUROPA PRESS
SEVILLA.- El presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (Feeri), el imán de la mezquita La Unión de Málaga, Félix Herrero, exigió que se suspendan las tradicionales Fiestas de Moros y Cristianos que se celebran en Andalucía, Aragón y Comunidad Valenciana por la imagen que se da del pueblo musulmán y consideró que "no tienen cabida en la España democrática"
Herrero se preguntó qué reacción tendría la población de determinados pueblos si se celebrara la entrada de las tropas de Franco "y el consiguiente castigo que infringió a la población". "No tienen cabida en la España democrática de hoy día", declaró, y por ello reclamó que, "en aras de la buena convivencia", se supriman estas actividades en los diferentes pueblos españoles. "A estas fiestas hay que aplicarles el mismo criterio y, con el fin de la buena convivencia, deben desaparecer", subrayó.
8.1.-Conflictos con la heráldica.
Desde hace tiempo, con notables éxitos en ese sentido, la comunidad islámica y sus aliados propagadores de lo “políticamente correcto”, tienen un nuevo frente abierto cont