La ministra de Relaciones Internacionales de Quebec, Christine St-Pierre, dijo este miércoles que “sería difícil” que la provincia adopte el ejemplo de las ciudades francesas que han prohibido el burkini.
Este es el término con el que se conoce a los trajes de baño que cubren gran parte del cuerpo y que son utilizados por algunas mujeres de creencia musulmana.
St-Pierre explicó que la Carta Canadiense de Derechos y Libertades, así como el documento similar de la provincia de Quebec, haría muy difícil prohibir el burkini. De igual forma, la ministra liberal calificó como “delicado” caer en ese tipo de debates, basándose en las experiencias de otras ciudades.
Stéphanie Vallée, ministra de Justicia, dijo que las mujeres tienen derecho a vestir de la manera que elijan. “Las personas tienen derecho a seguir sus creencias y pueden vestir como quieran, incluso aquellas que se visten de una forma más ‘escandalosa’”, según declaró a CBC News.
Los burkinis, cuyo nombre combina “burka” y “bikini” no son muy comunes en Quebec, según la ministra Vallée, lo cual demuestra aún más su poca relevancia como debate político.
En junio de 2015, Vallé presentó un proyecto de ley de neutralidad del estado de la provincia, que prohibiría tener lacara cubierta a cualquier persona que encargada de dar o recibir servicios del gobierno. Este ha sido uno de los tantos episodios en el complejo debate sobre las libertades religiosas y las relaciones con las comunidades musulmanas de la provincia y de todo Canadá.
El anterior gobierno del Parti Québecois había ido un poco más allá, reforzando el concepto de laicidad y prohibiendo el uso de símbolos religiosos visibles para empleados públicos, incluyendo el hiyab, turbantes, kippas y crucifijos más grandes de lo normal.
La llamada charte des valeurs terminó siendo uno de los puntos de debate que llevó a la derrota del gobierno de Pauline Marois en 2014.
Lo que dice la oposición
La diputada de la Coalition Avenir Québec, Nathalie Roy, fue una de las más claras en su posición sobre esta prenda de vestir, considerándolo un “símbolo muy grave”. Según reporta Radio-Canada, la diputada dijo que “aceptar el burkini esadmitir que el cuerpo de la mujer es un objetivo de tentación, una idea que debería desaparecer absolutamente”.
Por su parte, el Parti Québécois considera que el debate sobre el burkini no tiene sentido, pues las discusiones sobre laicidad deberían centrarse en otro temas, así como en la lucha contra la radicalización y los efectos que puede tener en el terrorismo. Sin embargo, acusaron al gobierno actual de no saber manejar la situación.
Para Québec Solidaire, las declaraciones de la CAQ buscan sólo sacar capital político de un tema sensible el cual genera temor. Según la diputada Manon Massé, no debería haber relación entre el debate sobre la opresión de la mujer y la lucha contra la radicalización y el extremismo musulmán.
