Se necesitan más recursos para desarrollar una educación realmente inclusiva y personalizada que “no deje a nadie atrás”
La educación es el futuro de un país, de una sociedad. Nos hace mejores como personas y como ciudadanía. Es la base de una sociedad justa y de una vida digna. Es, en definitiva, un proyecto civilizatorio. Por lo tanto, la educación debe ser la prioridad esencial de un proyecto de país,porque de ella depende la formación académica y profesional, pero sobre todo el modelo de convivencia, de democracia y la cohesión social del país.
El derecho universal a la educación necesita el compromiso con su carácter público, en tanto bien común esencial, que garantice el ejercicio de ese derecho en condiciones de igualdad y equidad para todos y todas, sin discriminación ni segregación. Así como el compromiso con su financiación suficiente y necesaria, que dote de los recursos y medios suficientes y necesarios para llevarla a cabo.