Neutralidad de las Instituciones
El artículo 51 prevé garantizar a las Iglesias contactos regulares con las Instituciones europeas. No hay razón alguna para dar a las Iglesias ( ni a las asociaciones no confesionales que no piden ningún privilegio) un estatus específico y privilegiado, distinto del artículo 46 para las asociaciones representativas de la sociedad civil.
La separación de las Iglesias y de las instituciones públicas es el pilar básico de nuestra democracia. Sólo la neutralidad del Estado respecto a las convicciones y a los compromisos espirituales garantiza la libertad de pensamiento y de religión. Ninguna Iglesia ni grupo religioso puede pretender imponer sus concepciones al conjunto de la sociedad.
La petición de las Iglesias
El objetivo expresado por las Iglesias cristianas es el de hacer de tal manera que la religión forme parte de la discusión política.
La petición de las Iglesias consiste en establecer un procedimiento de consulta prelegislativa a través de los seminarios con los consejeros del Presidente de la Comisión. Deberían organizarse sesiones de trabajo sobre objetivos específicos en proyectos de ley, así como reuniones de trabajo entre el Presidente de la Comisión y los representantes de alto nivel de las Iglesias.
Para llevar a cabo todo ello, las Iglesias piden establecer una oficina de contacto en el seno de los servicios de la Comisión.
Los desafíos
De todos son conocidas las posturas mantenidas por algunas Iglesias acerca del aborto, la eutanasia (solicitada por el individuo), el divorcio, la familia, las investigaciones biomédicas (embriones, células madre…), la igualdad entre hombres y mujeres, la unión entre homosexuales, el rechazo del preservativo en la lucha contra el sida, etc…
Es evidente que las Iglesias tienen todo el derecho de establecer sus reglas de vida a sus fieles, pero es inadmisible que las impongan a todos y todas bajo el amparo de la Unión Europea.
Hemos luchado, junto con otra mucha gente, por el derecho de las personas a decidir libremente su modo de vida y sus elecciones personales sobre cuestiones relacionadas con la existencia humana.
Por todas estas razones, le solicitamos que haga cuanto esté en su mano para retirar el artículo 51 del principal texto fundador de la Unión Europea del mañana.