El artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice que toda persona tiene derecho a la libertad religiosa, lo que incluye “la libertad de manifestar su religión o creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado”.
Desde este punto de vista, la participación de altos cargos de Podemos y de Zaragoza En Común (ZeC) en la Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar celebrada el pasado miércoles, estaría plenamente justificada, en el caso de que esa presencia respondiera a las creencias católicas de Pedro Santisteve (alcalde de Zaragoza), Violeta Barba (presidenta de las Cortes de Aragón), Fernando Rivarés (consejero de Economía y Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza), o Maru Díaz (portavoz de Podemos en las Cortes de Aragón).
Pero se da la circunstancia de que, tanto Podemos como ZeC, son formaciones políticas que apuestan por la construcción de un Estado laico, donde las estructuras religiosas queden perfectamente separadas de las instituciones políticas. Y ahí es donde comienza el baile regional de la incongruencia.
Si las cabezas visibles de esta nueva izquierda surgida al amparo de una marejada de siglas (Podemos, Unidos Podemos, Zaragoza En Común, Ahora Madrid, En Marea, Barcelona en Común, Aragón sí Puede, Unidad Popular, En Comú Podem, Unidad Popular en Común, etc.) son incapaces de generar nuevos valores con su ejemplo y su coherencia, será imposible invertir las pulsiones de una sociedad que cada vez se encuentra más contaminada por una ideología de corte neoliberal y ribetes neofascistas.
Los cuatro políticos citados más arriba argumentarán, seguramente, que la Ofrenda no es un acto religioso, sino un acto popular de masas, donde su presencia institucional es políticamente aconsejable. Pero se equivocan. La Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar, como su propio nombre indica, es un acto inequívocamente religioso donde, en coherencia con los Derechos Humanos y con la propuesta de un Estado laico, sólo deberían participar. como simples ciudadanos o ciudadanas, aquellos cargos públicos que sientan fe en la Virgen del Pilar.
Como bien dice en su muro de Facebook el doctor en Filosofía Juan Manuel Aragüés, quienes defienden la presencia de cargos públicos de ZeC y Podemos en la Ofrenda “aducen que es un acto popular que congrega a muchas personas, lo que es un hecho innegable. Y de ello se deduce la conveniencia de estar con ese pueblo. Sin embargo, los fines de semana las grandes superficies comerciales son objeto de peregrinación de decenas de miles de ciudadanos y ciudadanas, es decir, de ese mismo pueblo. Lo que no obsta para que mantengamos, correctamente a mi juicio, nuestra posición contraria a las grandes superficies y favorable al comercio de proximidad. Aquí, al parecer, el argumento del pueblo no resulta decisorio”.
Sin ética y sin coherencia, Podemos y sus periferias pueden acabar convertidos en algo parecido a aquel PSOE setentero de la chaqueta de pana, que luego se transformó en puro social-liberalismo encorbatado. Quizá esa sea la apuesta del sistema.