Con la primavera nació la República, durante un maldito verano intentaron asesinarla, digo intentaron porque no lo han conseguido, para nosotros vive siempre y la sangre de los que lucharon para defenderla corre por nuestras venas.
La II vive en nosotros, la III vivirá para todo este país, todos lucharemos por ella, no solo porque es el régimen legal, sino también porque es necesaria, sin ella la democracia no existe, la democracia en la boca de los que nos gobiernan no es mas que un engaño, un régimen post-franquista que continúa el anterior y que fue fraguado desde mucho antes de la muerte del asesino por toda una serie de poderes mas o menos fácticos que deseaban que todo siguiera como antes. Los mismos que traicionaron a un régimen democrático para apoyar a un dictador enano, diseñaron el proyecto que debía perennizar el nacional-catolicismo que nos gobernaba, y se nos convirtió en súbditos de un monarca cómplice del asesino y que el pueblo ignoraba.
La historia de la transición es muy conocida, recordemos simplemente la intervención de la CIA en el proyecto político Español, también la intervención de la OTAN en España, las dos instituciones al servicio del capitalismo trabajaban juntas, apoyando a los movimientos fascistas, como en Italia, donde esta noble institución se cobró tantas vidas en atentados sangrientos para imponer la estrategia de la tensión con el siniestro proyecto Gladio, que se aplicó en España hasta tiempo después de que fuera entronizada la monarquía. Recordemos todo esto ya que los enemigos de la República, segunda o tercera son siempre los mismos y están siempre ahí impidiéndonos toda veleidad de ser libres.
La Iglesia católica, la secta vaticana, la ICAR, o como se quiera llamarla, es uno de los principales obstáculos para alcanzar la instauración de una república en un país que toma por su cortijo y del que saca pingues beneficios. La segunda la asesinoó la tercera no la tolerará.
El Estado de la Nación intenta hacernos creer que es laico, todos los días los hechos, con tesón, desmienten lo que dicen. Los ministros siguen jurando sus cargos delante de una cruz, símbolo laico, como todos sabemos, y que para muchos de ellos no debe tener gran significado, se hace para contentar a la Iglesia que sigue gobernándonos.
En estos días las calles están tomadas por las procesiones, algunos ven en ellas algo típico y folklórico, no es así, las imagines están ahí, llevadas en hombros por unos cuantos y aplastándonos a todos, este año se aprovecha para hacer campaña contra el aborto, contra leyes de un estado al que no reconocen legalidad, solo ellos la tienen, la espada de Gomá declarando la Santa Cruzada sigue suspendida sobre nuestras cabezas.
Grandes carteles aparecen en muros, diciendo insensateces, pero que quieren pasar como ciertas, esta campaña es mas que otra cosa política y contra la liberación de la mujer, así piensan que ganará la derecha y ellos entraran aún más a saco de lo que lo hacen. Sobretodo fijémonos en la hipocresía que consiste en que la secta grite que la persiguen por el hecho de que los laicos y ateos sacamos algún autobús con el lema Dios seguramente no existe… en muchos sitios fueron prohibidos.¿ Donde esta la libertad de expresión? solo existe para ellos y sus campañas trasnochadas.
Este Estado que se dice laico, tiene leyes, pero son leyes que no se cumplen cuando molestan a la Santa Madre Secta, así los símbolos religiosos siguen en las escuelas, y allí se aprovecha el dinero público para adoctrinar a los niños, en algunas les hacen desfilar vestidos con los siniestros capuchones detrás de imágenes de dolor y muerte, en otros se proyectan falsos documentales enseñándoles fetos y niños triturados, y se llama asesino a Zapatero culpándole de que esto suceda, es mentira, lo saben, llaman asesino al jefe legal del gobierno y son los mismos que apoyaron al asesino Franco y fueron cómplices del genocidio de los republicanos, eso no lo cuentan y si lo hacen es para decir que la culpa la tuvimos los malvados rojos. Ellos si que destrozaron cuerpos de niñas violadas, fetos arrancados a los vientres de sus madres, recién nacidos estampados contra las paredes, todo estaba bendecido por el Altísimo y eso debe saberse, como no debe ignorarse la educación que dan a nuestros hijos con el dinero de todos.
Los laicos y ateos debemos pedir la tercera, solo ella puede garantizarnos la separación de la Iglesia y del Estado, unos gobiernos, tanto de derechas o de izquierdas ni puden ni quieren, son todos herederos de los fascistas que gobernaron con Franco y están comprometidos con todo lo que aquí pasó, por eso no se anulan los juicios ilegales, no se entierran a los muertos y nada se hace porque la religión salga al fin de la escuela, todos son cómplices y sólo el advenimiento de la III Republica podrá traer justicia y democracia.
De los que ahora gobiernan, de los que gobernarán luego nada podemos esperar y más en estos tiempos en que la crisis nos cerca, las soluciones que ofrecen ya las vemos, dinero para los bancos, paro para nosotros, las fabricas se cierran, pero se abren las iglesias y se construyen mini vaticanos con el dinero nuestro, allí podremos pedir que por milagro podamos pagar la hipoteca, saldremos sumisos y resignados, y sino las porras y los fascistas a sueldo del capital nos harán callar, a veces definitivamente como en Londres.
Este país no podrá seguir adelante si no se deshace de un pasado de injusticia, de la losa que aun pesa sobre nosotros, de una Iglesia que desea arrastrarnos a la Edad Media y de una institución como la monarquía que no sirve más que para que no olvidemos nunca que Franco la puso ahí, y que con ella sus herederos siguen gobernando y que nada debe cambiar.
La tercera puede traernos muchas cosas, libertad, democracia, verdad, justicia y reparación laicismo, libertad de partidos, el fin de la prisión para tantos jóvenes encerrados sin cargos, únicamente para dar ejemplo y que nadie se mueva, también pediremos el fin de tanta corrupción que empobrece el país para solaz de algunos.
Creo que todos tenemos razones para esperar la III como una liberación, luchemos por ella
¡Viva la República!
Milagros Riera