El progenitor afirma que ha recibido "presiones sutiles" para que el niño, el único de los alumnos que no quiere recibir esta asignatura, termine transigiendo. Además, denuncia que, mientras el resto de chicos estaba en clase, a su hijo lo dejaron "jugando por el patio vigilado por varias personas, entre ellas, el conserje".
La delegada de Educación en Córdoba, Dolores Alonso, dijo ayer que el caso lo están estudiando los servicios de inspección para tratar de comprobar si la denuncia es cierta o si sólo es "un problema de percepción de los padres".
Éste no es el único caso relacionado con las alternativas que se dan a la asignatura de Religión en Infantil. Marisa Rojas sostiene que, en otro centro público de Córdoba, su hija de cuatro años ha sido "discriminada" por no querer recibir estas clases. Rojas mantiene que el centro le "presionó" para que su hija cursara Religión. La madre insistió y, según afirma, a la niña se la llevan a la biblioteca o a un despacho mientras el resto de alumnos recibe clase. "La Junta tendría que tener alternativas para mi hija", añade.
El problema de fondo reside en que la legislación no es muy precisa respecto a la asignatura de Religión en el ciclo de Infantil (de tres a seis años). Los padres son libres en la elección, aunque no se deja clara la alternativa. Es decir, no se especifica, como sí ocurre en el resto de ciclos, qué materia alternativa deben cursar los niños que no asistan a Religión. Según Dolores Alonso, en ese caso "el tutor es quien debe hacerse cargo de los alumnos" .
La delegada de Educación insistió en que los profesores tienen que cumplir sus 25 horas de clase y cinco más para preparar la programación. "En ningún caso se puede aprovechar el tiempo de la asignatura de Religión [que imparte un profesor distinto] para preparar la programación y desatender a los chicos que no asistan a esa clase", añadió.