La negación como mecanismo psicológico de defensa inconsciente fue descubierto por Sigmund Freud. Los mecanismos de defensa son estrategias de nuestro psiquismo para mantener el equilibro del mismo frente a la angustia que provocan determinados conflictos intrapsíquicos y también de la realidad, que podrían afectar peligrosamente a nuestro YO.
El mecanismo de negación es un mecanismo de defensa que consiste en enfrentarse a los conflictos, negando su existencia. Se rechazan aquellos aspectos de la realidad que se consideran desagradables o intolerables, intentando controlar la angustia que provoca esa situación, negándose a reconocer algunos aspectos dolorosos, y que son evidentes para los demás. Se le considera uno de los mecanismos de defensa menos eficientes. Este mecanismo de defensa es el que subyace como explicación al fenómeno del negacionismo en el Covid19.
Por tanto, el negacionismo de la Covid19 es la creencia que esta enfermedad infecciosa y la pandemia que ha provocado desde 2019 no son reales, o al menos no es tan grave como refieren las autoridades sanitarias.
Los negacionistas siguen erre que erre con la negación del virus y de la enfermedad y se proclaman en “voceros” en contra de la única, hasta ahora arma contra la pandemia, la vacunación.
En abril de 2021, la Real academia Española de la Lengua aceptó el término “covidiota”, tomado del anglicismo “covidiot”, para referirse de forma peyorativa, a personas que niegan la existencia del virus
Así, por ejemplo, medios de comunicación como Discovery Salud, que incluso se venden en algunas clínicas, y otros medios de comunicación similares digitales, tienen un largo historial de negación de enfermedades desde el sida hasta el cáncer. Políticos como Bolsonaro o Macri, hablaron en su momento de una “pequeña gripe”. Movimientos organizados negacionistas del Covid19, como el de Esteban Caval, que difunde como hay médicos, biólogos y otros científicos que intentan demostrar que la pandemia es una estafa global para vender vacunas peligrosas que pueden modificar nuestro ADN que llevaran a consecuencias desconocidas. Recientes divulgaciones escandalosas como las de Josep Palmés, agricultor divulgador de teorías pseudocientíficas junto con Miguel Bosé en la localidad leridana de Balaguer, que han tenido gran difusión mediática, abonan este peligroso movimiento contra la salud pública.
Poco después del primer brote de esta enfermedad surgieron las teorías de conspiración y desinformación con respecto al origen, prevención y tratamiento de dicha pandemia. Todas estas acciones naturalmente se propagaron como la pólvora por todas las redes sociales, así como por medios estatales en algunos países.
En 2015, la revista Nature Medicine publicó un estudio de un grupo internacional de investigadores, incluido Shi Zhengli, que en 2019 identificó el virus SARS-Cov-2 en Wuhan, sobre la creación de un posible virus patógeno para humanos. Esta publicación en 2019 generó numerosas especulaciones sobre que el virus SARS-CoV-2 podía ser una variante de dicho virus creado por humanos.
En 2020 la citada revista Nature Medicine publicó un artículo en contra de la teoría de la conspiración de que el virus se creó artificialmente en un laboratorio. Los datos genéticos demostraban de forma irrefutable que el virus no se deriva de una plantilla de virus utilizada anteriormente, demostrándose que la estructura molecular general del virus no deriva de una plantilla utilizada anteriormente, la estructura molecular de este coronavirus era distinta de los coronavirus existentes y sí muy parecidos a la de los virus de los murciélagos.
Otro dato de sumo interés es la publicación en febrero de 2020 del Financial Times en la que el mayor experto en este virus Trevor Bedford refería que no había evidencia de manipulación por ingeniería genética, ya que las mutaciones de este virus del Covid19 son completamente compatibles con la evolución natural del mismo y este autor defiende la teoría basada en el análisis genético, de que el virus fue trasmitido por un murciélago a un mamífero entre 20 y 70 años antes, animal intermediario no identificado aún, quien lo pasó al primer huésped humano en la ciudad de Wuhan. Pues bien, a pesar de informaciones científicas como estas, se siguen escuchando voces a favor de la teoría conspiranoica.
En abril de 2021, la Real academia Española de la Lengua aceptó el término “covidiota”, tomado del anglicismo “covidiot”, término surgido en las redes sociales de internet, para referirse de forma peyorativa, a personas que niegan la existencia del virus, o también para quienes no cumplen con las normas establecidas por las autoridades sociales para hacer frente a la pandemia.