La «marea verde» copó este jueves 25 de julio las calles de Chile en la séptima marcha por el aborto legal y libre. En esta ocasión lo hicieron en conmemoración de la lucha de las mujeres migrantes y de los pueblos originarios de América Latina, además de exigir por la consigna del derecho al aborto legal, seguro y gratuito, dejando en claro que los tres causales que existen en la actualidad no son suficientes.
Cerca de 15 mil personas se movilizaron en las calles de Santiago, la capital, exigiendo la demanda por el derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito. La convocatoria también fue contra el racismo hacia las mujeres migrantes y mapuche que es difundido por el propio Estado y el Gobierno de Sebastián Piñera que impulsa expulsiones masivas a personas migrantes, además de la represión sistemática contra el pueblo mapuche que hace unos días atrás se cobró la vida de un joven comunero.
En la capital y en las principales ciudades del país las manifestaciones llenaron las calles con mujeres jóvenes, estudiantes y trabajadoras, que también sumaron a las demandas centrales la de la separación efectiva del Estado y la Iglesia; y el derecho a una educación no sexista, pública y democrática y por “Ni Una Menos”.
En Santiago, las calles se tiñeron de una «marea verde» expresada en las mujeres jóvenes, estudiantes y trabajadoras con batucadas, danzas, lienzos de estudiantes organizadas y presencia de organizaciones feministas y partidos políticos.
Una de las organizaciones que estuvo presente fue Pan y Rosas, cuya columna congregó estudiantes de la Universidad de Chile, del ex Pedagógico, Universidad Central, secundarias, trabajadoras y profesoras.
La columna de la agrupación de mujeres y diversidad sexual levantaba una bandera con la inscripción «La lucha docente también es la lucha de las mujeres», y otras por la separación de la Iglesia y el Estado, y por el derecho al aborto.
Josseffe Cáceres, dirigenta de Pan y Rosas y de las y los funcionarios del ex Pedagógico intervino durante la marcha: «Hoy en Chile, aunque al Gobierno, empresarios e Iglesia les moleste, el aborto es un problema de salud pública. Somos las mujeres trabajadoras, estudiantes, mujeres de barrio y poblaciones, jóvenes precarizadas, quienes se ven expuestas a riesgos o a morir en abortos clandestinos», denunció la trabajadora.
«La fuerza que tenemos demuestra que podemos unificarnos con otros sectores, con trabajadores y con las mismas profesoras que se movilizaron en todo Chile por una educación de mejor calidad y pública y contra el negocio de esta», continuó.