El Obispo dijo que la ciudadanía hace bien en reconocer “esa dura realidad que nos golpea y salpica de sangre México, pierde más el que niega esa realidad y la tergiversa”, y señaló a las autoridades que tienen una responsabilidad con la seguridad: “Para eso tienen el poder y el uso de la fuerza”.
Ramón Castro Castro, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y Obispo de Cuernavaca, criticó la estrategia de seguridad del Gobierno federal, resumida por el Presidente Andrés Manuel López Obrador como “abrazos, no balazos”, al señalar que es “demagogia y hasta cierto punto complicidad“.
Castro Castro subrayó que “nunca será lícito ni legal que la autoridad claudique de su responsabilidad en materia de seguridad y paz social, para eso tienen el poder y uso de la fuerza”.
“La estrategia de ‘abrazos no balazos’ para combatir la delincuencia no ha funcionado, es demagogia y hasta cierto punto complicidad. Autoridades no fallen, cumplan su función, garanticen con hechos la paz”, dijo el director general de la CEM.
“Hacemos bien en reconocer la realidad, esa dura realidad que nos golpea y salpica de sangre México, pierde más el que niega esa realidad y la tergiversa, hace mucho daño el que emplea de un modo torcido esa realidad con mentiras e intereses egoístas”, añadió.
Finalmente, le pidió a la ciudadanía que no acepten el “dinero fácil que venga del crimen organizado, de un partido o del Gobierno”.
Luego del homicidio de sus compañeros Joaquín Mora Salazar y Javier Campos Morales al interior de la iglesia del pueblo de Cerocahui, en el municipio de Urique, en Chihuahua, la comunidad jesuita también le pidió a López Obrador el pasado sábado 25 de junio, revisar su estrategia de seguridad durante la misa de cuerpo presente de los sacerdotes asesinados.
“Respetuosamente pido, pedimos, al señor Presidente de la República, revise su proyecto de seguridad pública. No vamos bien y esto es clamor popular”, expresó el sacerdote jesuita Javier Ávila.
“Los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos”, agregó entre aplausos de los presentes.
El sacerdote también dijo que el asesinato de los jesuitas Mora Salazar y Campos Morales, así como el del guía turístico Pedro Palma no es un hecho “aislado” en un país donde hay “miles de dolientes sin voz que claman justicia”.