En sus campañas políticas, ninguno de los candidatos presidenciales en México se ha referido a la defensa del Estado laico, e incluso todos ellos han tenido expresiones o menciones religiosas de diversa índole, se dijo en el foro “Religión y elecciones presidenciales: escenarios latinoamericanos”.
En el foro, organizado por el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Gloria Careaga, académica de la Facultad de Psicología y cofundadora del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG); Leopoldo Cervantes, de la Comunidad Teológica de México, y Ricardo Baruch investigador en temas de salud y derechos humanos, alertaron sobre las implicaciones que eventualmente tendrá el Partido Encuentro Social (PE) en la próxima legislatura, para los avances en materia de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y de la comunidad LGBT.
Y es que con la alianza electoral Morena y el PT, se espera que legisladores de ese partido, identificado abiertamente de inspiración evangélica, podrá tener entre 70 y 100 diputados en San Lázaro, según ha estimado la dirigencia del PES, y por el cual existe, en su seno, un “triunfalismo exacerbado”.
Gloria Careaga, psicóloga social, feminista y activista LGBT, destacó que ninguno de los candidatos ha defendido el Estado laico, además de que hay un silencio ante el avance de los grupos más conservadores.
Pero además, consideró, el problema es que ninguno de los cuatro ha dejado de hacer menciones religiosas, pues se piensa que en términos electorales puede obtenerse mayor ventaja para obtener el voto religioso. “Por eso es que ha habido mucha dificultad para que (los candidatos) se pronuncien en favor de los derechos de las mujeres y de la comunidad LGBT”.
En su intervención, señaló que reformas constitucionales en materia religiosa, de inicios de los 90 del siglo pasado, generaron cierta confusión sobre el papel de los jerarcas eclesiásticos en los asuntos públicos e incluso políticos. Pero tampoco existe claridad hasta dónde impacta el quehacer de las iglesias en los sistemas de salud y educación, espacios donde tienen un especial interés.
Junto con Leopoldo Cervantes-Ortiz, consideró que “no fue un error” de López Obrador aliarse con el PES, pues se tuvo una visión estrictamente pragmática. “Fue bueno para lo electoral, pero no para la población, no para el país, para el país yo lo veo como algo negativo, pero para los fines electorales ha sido un acierto”, dijo Gloria Careaga.
En tanto, Cervantes-Ortiz, consideró que en ciertos sectores “hay pavor” porque no hay una defensa del Estado laicos; “ni siquiera López Obrador con su juarismo heteredoxo defiende la laicidad”. Incluso, recordó que todavía hace algunos 20 años, este principio de la laicidad “era totalmente irrenunciable, hoy ya no”.
En su intervención, consideró que las derechas católica y evangélica obtendrán espacios de poder en la próxima administración. Y aunque expresó sus reservas de que logren impulsar una contrareforma constitucional de gran calado, seguramente exigirán una mayor incidencia en las políticas de salud y educación, frenarán la despenalización del aborto en el nuevo código penal y ejercer algún tipo de veto en los próximos nombramientos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.