La bancada del PRI en la Cámara de Diputados impulsa una reforma para elevar a rango constitucional el carácter laico del Estado mexicano.
El diputado federal del PRI, César Augusto Santiago, propuso reformar los artículos 40, 108 y 130 de la Constitución para establecer que "la legitimidad del Estado deviene no de elementos religiosos o sagrados, sino de la soberanía popular".
Subrayó que la laicidad del Estado supone la armonía de tres principios esenciales que son el respeto a la libertad de creencia y de su práctica individual y colectiva; la autonomía de lo político y civil frente a las normas religiosas.
Además de la igualdad ante la ley y no discriminación directa o indirecta hacia las personas.
Cambios a los artículos
La iniciativa propone incorporar en el artículo 40 constitucional como atributo de la República el de ser laica, representativa, democrática y federal.
Se pronunció por agregar en el artículo 108 la obligación de las autoridades públicas de respetar escrupulosamente el Estado laico y la separación entre la Iglesia y el Estado.
Propuso que al Artículo 130 se le añadan dos párrafos para establecer de manera explícita que las iglesias y demás agrupaciones religiosas deben sujetarse a la ley.
El Estado laico, dijo, es necesario en toda sociedad que quiera armonizar relaciones sociales marcadas por intereses y concepciones morales o religiosas plurales. En ese sentido añadió que el laicismo es la base para la no discriminación y el derecho de igualdad.
Tema polémico desde liberales y conservadores
Constitución de 1857
La reforma al Estado laico tardó casi cuatro meses en elaborarse, en particular en los debates que más adelante dividieron a los constituyentes, sobre todo los relativos a las materias religiosas y a la organización del propio Congreso.
Los Conservadores prácticamente excluidos del seno del Congreso Constituyente, no ofrecieron un proyecto de Estado alternativo al propuesto en la nueva Constitución. También divididos, coincidieron en la defensa de la religión -como el último y único lazo de unidad entre los mexicanos- y de la propiedad – tanto de la privada como de la corporativa, sin embargo, con o sin la ayuda de la Iglesia pero si con la del ejército y la del pueblo, comenzaron a organizar la oposición, defender la religión y la independencia nacional, que se respetasen la religión y los fueros.
El papa Pío IX atacó los artículos aprobados de la Constitución en materia eclesiástica y religiosa, acusando al gobierno mexicano de injuriar a la religión, a la Iglesia católica, a sus ministros y pastores, a sus derechos y a la propia autoridad pontificia, por todo lo cual condenó y declaró "írritos y de ningún valor los enunciados decretos".
El 11 de enero de 1858, Félix Zuloaga pronunció en contra de Ignacio Comonfort y se convirtió en Presidente interino con su gabinete conservador.
La Guerra de Reforma, o de Tres Años, fue la más Sangrienta e Intransigente de las conflagraciones civiles del siglo XIX mexicano independiente.
La libertad de cultos no se decretó hasta diciembre de 1860, días antes de finalizar la guerra, lo que demuestra la cautela con la que se trataba el asunto de la religión.