Desde 2014 la Guardia Civil ha triplicado las operaciones antiyihadistas y si antes le preocupaban los viajes de españoles a Siria o Irak para enrolarse en el Dáesh, ahora suma nuevos perfiles de riesgo: menores, excéntricos y radicalizados en casa (homegrown) que se quedan en España para actuar dentro de nuestras fronteras.
De todos modos, el jefe de la unidad de lucha contra el terrorismo yihadista del Servicio de Información de la Guardia Civil, el teniente coronel Francisco José Vázquez, asegura queEspaña no se encuentra en el primer nivel de riesgo de amenaza del Dáesh, pero no por eso baja la guardia.
Una semana después del atentado de Berlín, Vázquez explica cómo ha evolucionado la lucha antyihadista en España, repasa los nuevos perfiles a los que la Guardia Civil está prestando atención y avanza lo que se espera de 2017, que será el año de la respuesta penal a lo hecho policialmente.
Si en 2014, año en el que Dáesh irrumpió «descaradamente» en la escena internacional, su unidad llevó a cabo 4 operaciones con 11 detenidos, en 2016 se han multiplicado por treslas primeras (13) y más que duplicado los segundos (25), asegura Vázquez.
Entre las últimas operaciones figuran el zulo hallado en Ceuta con armas que podían ser usadas para atentar, la detención en Baleares de dos imanes que en su mezquita instaban a apoyar a los combatientes del Dáesh (dos casos «absolutamente aislados» dentro de la comunidad islámica en España) o el arresto en Segovia de un exmiembro de los GAL, quizá el caso más «alarmante y virulento» si no se hubiera actuado contra él.
Se trata de Daniel Fernández Aceña, que forma parte de uno de los perfiles que ocupa y preocupa a los investigadores: los «excéntricos» que buscan en un ideario radical una salida irracional a sus procesos internos de frustración.
Junto a ellos, Vázquez ha observado otro fenómeno «cada vez más en auge», el de los «homegrown», los radicalizados que ya no son instados a viajar a Siria, sino a quedarse en España. De no haberlos detectado, podrían haber culminado su proceso de radicalización perpetrando alguna acción violenta.
Mujeres y menores
Aunque en Francia y en Marruecos se ha constatado la presencia de mujeres en células preparadas para actuar, en España no se ha comprobado que desempeñen ese rol y su papel se circunscribe a viajar a zonas de conflicto para contribuir a la consolidación del «Califato» o para «soporte» y «consuelo» de los terroristas.
Son las mujeres uno de los perfiles en los que se ha evidenciado una mayor voluntad de «retorno». Para los investigadores, resulta complejo saber la verdadera razón de esa vuelta y determinar si obedece a una huida de la guerra o si regresan para ser «utilizadas operativamente» por el Estado Islámico.
El abanico de la peligrosidad se abre más con otro grupo de riesgo: los menores. «Cada vez es más notoria su presencia» en el escenario radical, subraya a Efe el teniente coronel, quien suma otro ingrediente al cóctel de los perfiles a los que prestar atención: los retornados.
Vázquez avisa del repunte en un futuro muy próximo de estos últimos, ya que la situación en Siria e Irak es cada vez más complicada. Y aunque se barajan destinos como Libia, el Sahel o el Magreb, lo cierto es que existe un «grave riesgo» de que la meta que quieran alcanzar sean sus países de origen.
En torno a 200 es la cifra de combatientes españoles que se maneja. Su potencial peligro es evidente por lo que hayan podido hacer y aprender en Siria. De la mayoría de ellos hay una causa judicial abierta en nuestro país y pueden ser detenidos si son identificados y localizados.
Trasladarse a zona de conflicto es ya un delito en sí mismo, pero la intención de los investigadores es incorporar al tipo penal del que se les acuse las actividades concretas que pudieron cometer, como asesinatos, secuestros o abusos.
Sin «dramatismos», Vázquez sí ha percibido alguna posibilidad, afortunadamente atajada, de peligro en España, que aunque no ha recibido la misma intensidad de amenaza que otros países de nuestro entorno, no por eso deja de estar en el punto de mira de los terroristas.
El mando de la Guardia Civil no desdeña la experiencia de España en la lucha antiterrorista, que le ha permitido contar con un»tejido policial, judicial y legislativo» más maduro que otros países, obligados a cambios «brutales» ante los «nuevos formatos» de la amenaza.
Incluso, la acción «pedagógica» hacia la sociedad para que perciba el terrorismo ha tenido que ser menor. Otros países han tenido que pasar «de cero a cien», mientras que los españoles tienen muy interiorizada desde hace años una política de seguridad ciudadana muy vinculada a la lucha contra ese fenómeno, resalta Vázquez.
La lucha policial no es suficiente
Pese a esa «genética» que hace entender mejor la amenaza, las fuerzas de seguridad han afrontado un reciclaje para luchar con un terrorismo con objetivos y composición muy diferente al de ETA y que se caracteriza por métodos de acción indiscriminada. Por ello, es más complicado anticiparse.
Tanto es así, que, como ha comprobado la Guardia Civil en sus operaciones, hasta geográficamente la presencia terrorista es distinta. Hoy por hoy, recuerda Vázquez, hay personas radicalizadas a lo largo de todo el territorio, desde pueblos de 200 habitantes hasta grandes urbes, lo que amplía infinitamente la acción preventiva policial.
La Guardia Civil tiene claro que la lucha policial no es suficiente para combatir la radicalización, algo en lo que deben involucrarse muchos sectores de la sociedad.Policialmente, Vázquez valora la coordinación dentro de Europa y las cada vez menos reservas de los países para intercambiar datos de sus nacionales.
Y en esas relaciones, el teniente coronel resalta la colaboración con la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI) francesa, que está dando tan buenos resultados en yihadismo como los ha dado con ETA, y con la Dirección General de la Seguridad del Territorio de (DGST) de Marruecos.
Dos modelos de relación en los que la Guardia Civil incide para la cooperación policial internacional, explica Vázquez antes de asegurar que en 2017 la Jefatura de Información seguirá trabajando para anticiparse al delito, pero estará expectante ante lo que será ese ejercicio: el año de la respuesta penal que medirá el éxito de las operaciones.