La oposición hace en Esmirna una demostración de fuerza ante las elecciones legislativas de julio Las encuestas auguran otra victoria electoral de los islamistas a pesar de la oleada de protestas
Esmirna se tiñó ayer del rojo de miles de banderas de Turquía en la que fue la última y mayor –más de un millón de participantes– de las masivas manifestaciones que han recorrido el país en el último mes en contra del Gobierno islamista moderado del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).
Los empleados de los talleres textiles y las amas de casa de esta ciudad, granero de votos del centroizquierda y bastión del secularismo, trabajaron duro hasta ayer mismo, cosiendo banderas para satisfacer la fuerte demanda de los manifestantes. Incluso se desplegó una bandera de un kilómetro de longitud a lo largo del paseo marítimo que transcurre entre el puerto de Esmirna y la plaza de Gundogdu, donde tuvo lugar el mitin final.
Cientos de barcos –desde los botes de pesca a los transbordadores de pasajeros que condujeron a 200.000 manifestantes desde Estambul– hicieron sonar sus bocinas en apoyo a los cientos de miles de pasajeros que se congregaron en Esmirna, la tercera ciudad del país. Algunos manifestantes llegaron a decir que eran casi dos millones. Lo que está claro es que fue la protesta más concurrida de los diversos actos organizados por los sectores opuestos al Gobierno del AKP en defensa del laicismo de la república. "¡Arrepiéntete Edison!", proclamaban algunas de las pancartas contra el inventor de la bombilla, pues ése es el símbolo del Partido de la Justicia y el Desarrollo.
BANDERAS EN LOS BALCONES
En miles de casas de las principales ciudades del país –no así en las zonas rurales– las familias colgaron la enseña nacional en sus balcones.
Esta fiebre nacionalista solo se entiende si se tiene en cuenta los principios fundadores de la República de Turquía. Mustafá Kemal Ataturk, el padre de la Turquía moderna, los definía en torno a las seis flechas que hoy son símbolo del principal partido de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), y que simbolizan el nacionalismo, el republicanismo, el secularismo, el estatismo, el populismo y el revolucionarismo. La oposición laica, formada en mayor medida por las capas bienestantes y la clase media urbana, acusan al Gobierno del AKP de intentar minar estos principios.
La elección del actual ministro de Asuntos Exteriores, Abdulá Gul, como candidato a la presidencia de la República desencadenó la furia de estos sectores laicos –incluido el Ejército- lo que provocó una crisis política de grandes dimensiones que desembocó en la suspensión del proceso de elección presidencial y en la convocatoria de elecciones anticipadas para el próximo 22 de julio.
DERRIBAR AL GOBIERNO
La Asociación del Pensamiento Kemalista (ADD), dirigida por el general retirado Sener Eruygur, junto a decenas de otras organizaciones republicanas, comenzó a organizar el pasado abril este movimiento de protesta que ha conseguido sacar a la calle a varios millones de personas, en unas manifestaciones como no se recuerdan desde hace 10 años. El propósito era hacer caer al Gobierno o al menos debilitarlo para que en las próximas elecciones la oposición gane. "Ya hemos conseguido nuestro objetivo, ahora dejaremos las calles a los partidos políticos", afirmó el vicepresidente de la ADD, Ali Ercan.
LOS ISLAMISTAS, FAVORITOS
Mientras, el AKP comenzó el sábado su precampaña en Erzurum. Aprovechando la inauguración de varias viviendas de protección oficial, Gul y Erdogan atrajeron a decenas de miles de personas. "Aquí están los que creen en la democracia, los que creen en una república laica y en el estado social", proclamó Erdogan en una crítica a las protestas contra el Gobierno. En el marcador de manifestantes ganó la oposición, pero las encuestas continúan señalando al AKP como favorito de cara a las elecciones legislativas de julio.