El macrojuicio por la cadena de atentados del 13 de noviembre de 2015 dará comienzo este miércoles. Hay 20 acusados de participar de la masacre, pero no está claro si los principales acusados romperán su silencio.
En el fondo del histórico Palacio de Justicia de París, a orillas del río Sena, los albañiles daban los últimos toques a una singular estructura arquitectónica descrita como el cruce entre un búnker de alta seguridad y una iglesia moderna.La generación Bataclan no se rinde
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Su elegante madera clara y la iluminación blanca fueron elegidas por el Ministerio de Justicia francés para crear “una sensación de calma” que contraste con los acontecimientos terroríficos que se juzgarán pronto allí. La estructura temporal albergará desde este miércoles el mayor juicio penal de la historia de Francia, en el que 20 hombres son acusados de planear, colaborar y llevar a cabo los ataques terroristas en París en noviembre de 2015 en un estadio, bares y restaurantes y la sala de conciertos Bataclan.
El juicio, que durará nueve meses y cuenta con el expresidente François Hollande entre sus testigos, es considerado un paso crucial para hacer frente tanto al trauma personal como nacional de los atentados coordinados que mataron a 130 personas e hirieron a más de 490. Pero no está claro si los principales acusados romperán su silencio sobre la masacre que Hollande describió como un «acto de guerra».
Los atentados, reivindicados por el ISIS, comenzaron alrededor de las 21:00 horas del viernes 13 de noviembre de 2015, cuando un terrorista suicida se inmoló tras no poder ingresar al Estadio de Francia. Hollande estaba entre las 80.000 personas presentes en el estadio, viendo un partido de fútbol de Francia contra Alemania. A este ataque le siguieron tiroteos y atentados suicidas en cafés y restaurantes de París, y un atentado en el Bataclan durante un concierto de rock de Eagles of Death Metal en el que murieron 90 personas.
Abdeslam, la figura clave
La figura clave en el juicio es Salah Abdeslam, considerado el último superviviente de una célula de 10 hombres que atentaron en la ciudad, a la mayoría de los cuales mató la Policía o se suicidaron.
Abdeslam, de 31 años, ciudadano francés nacido en Bruselas, es el principal responsable de la vasta operación logística que hizo que los terroristas regresaran a Europa desde Siria, a través de la ruta migratoria. Se cree que escoltó los tres terroristas que se inmolaron en el Estadio de Francia. Se sospecha que quizás planeó su propio atentado suicida en el distrito 18 de París, y se echó atrás. Su hermano se inmoló y murió en un bar de París durante los atentados.
Abdeslam se escondió al sur de París tras los atentados y llamó a sus contactos de Bruselas que lo recogieran en coche a las 5:30 am. Tras una operación de búsqueda, fue detenido cuatro meses después en un piso de Bruselas. Días después de su arresto, terroristas suicidas que supuestamente formaban parte de la misma célula atentaron en el aeropuerto y el metro de Bruselas, matando a 32 personas e hiriendo a 270.
20 acusados
También será juzgado Mohamed Abrini, de 36 años, un amigo de la infancia de Abdeslam, que se cree que viajó a la región de París con los atacantes, y fue luego registrado por cámaras de seguridad junto a dos de los suicidas del aeropuerto de Bruselas.
En total son 20 los sospechosos acusados de brindar asistencia en planificación y logística. Seis serán juzgados en rebeldía: cinco se dan por muertos en Irak o Siria y uno está preso en Turquía.
«El terrorismo no funciona»
Arthur Dénoveaux, presidente del grupo de supervivientes Life for Paris, estaba entre el público del concierto del Bataclan cuando los terroristas irrumpieron abriendo fuego. Logró escapar y guio a los miembros de la banda corriendo por las calles de París, les dio 50 Euros y los subió a un taxi. «Esa noche estaba completamente fuera de mí», dice.
Dénovueaux hablará ante el tribunal como representante de la comunidad de supervivientes del Bataclan, muy unida. “La primera capa de lo que tenemos que decir es sobre el horror del terrorismo, del trauma, lo mucho que destroza tu vida y las de quienes están en tu entorno. Segundo, el hecho de que podamos hablar evidencia que el terrorismo no funciona. Arruina vidas y no contribuye a ningún proyecto político real. Solo es nihilismo absoluto, no importa cómo lo disfraces. Por último, si somos capaces de llevar todos estos mensajes, eso mismo demuestra que la resiliencia existe».
Dice que los supervivientes quieren terminar con los mitos que habían surgido en torno al atentado, establecer los hechos y no dejar que los acontecimientos sean cooptados por la política o los prejuicios. «Para mí los hechos son: yo estaba en el Bataclan y me dispararon. Pero en Francia también se ha convertido en una cuestión sobre los migrantes y el hecho de que los terroristas puedan entrar en el país con los migrantes. Se convirtió en un tema de política exterior cuando Donald Trump mencionó al Bataclan en uno de sus eventos, se ha vuelto un debate sobre el islam en Francia. Ha trascendido los hechos… todo sobre el 13 de noviembre se exagera, porque es un acontecimiento muy extremo”.
El chef británico Michael O’Connor es uno de los muchos supervivientes extranjeros que regresan a París para hablar en el juicio. «Esta es la mejor oportunidad para, quizás, darle un cierre”. Hay preguntas, dice, a “escala global sobre por qué y cómo sucedió” que le gustaría comprender mejor, pero también hay preguntas más personales sobre los propios acontecimientos. “Cuando salí del Bataclan estaba muy confundido, incluso sobre el tiempo que estuve allí dentro».
Thomas Ricard, el abogado de 21 supervivientes del Bataclan de Reino Unido y de Irlanda, dice que los supervivientes extranjeros se enfrentaron a problemas específicos. «Algunos se fueron de París la mañana siguiente. Si a las seis de la mañana estás en un avión o un tren de regreso a tu casa de una ciudad extranjera, te distancias del proceso de luto colectivo en París. Los que viven lejos tuvieron la sensación de: ¿esto fue real? ¿Sucedió? Esa desconexión puede influir en la asimilación de los atentados. Puede que algunos no tengan heridas físicas tangibles, pero vieron escenas monstruosas de guerra. El trauma y el proceso de duelo son muy reales”.
«Entre los supervivientes hay una búsqueda por la verdad», dice Matthieu Chirez, que representará a supervivientes británicos e irlandeses en el juicio. «Hay un trabajo colectivo, a largo plazo, para recuperarse del sufrimiento y del dolor. Pero también hay conciencia de que quizá no obtengamos todas las respuestas en este juicio».
El juicio, tras una investigación de cinco años, no tiene el cometer de concluir si el Estado francés falló en cuestiones de seguridad o de inteligencia.
Para Patricia Correia, cuya hija Précilia y su pareja fueron asesinadas en el Bataclan y una de las cofundadoras del grupo 13onze15 para familias y supervivientes, este juicio «no solo es necesario para hacer justicia, sino también para preservar la memoria de lo que sucedió. Debe quedar escrito –casi grabado en piedra – y debe ser transmitido a generaciones futuras”.