La plaza del Educador de la capital almeriense fue escenario en la tarde de ayer de una concentración por parte de los profesores de religión de centros públicos de la provincia, arropados por alumnos y padres, para pedir a la Junta de Andalucía que «se nos escuche, se nos de una estabilidad, que se completen horarios y no nos vayamos a la calle, que se reúnan con nosotros y nos digan cómo podemos quedarnos en nuestros puestos de trabajo», señaló Francisco Romero, presidente del Comité de Empresa de profesores de Religión de Primaria de Almería por parte del sindicato CSIF, quien explicó que la consejería de Educación quiere reducir la carga lectiva religión a la mitad, dejándola en 45 minutos semanales.
«Con la implantación de la Lomce y la entrada en vigor de los reales decretos de la Junta de Andalucía, el próximo curso nos veríamos abocados «a una reducción horario del 50% o quedarnos con el 50% del profesorado», señaló Romero. Una situación en la que se encuentran los 220 profesores de religión, tanto de católica, como islámica y evangélica, en centros públicos que trabajan en la provincia.
Asimismo, Romero indicó que se reunieron con la Consejería para tratar este tema, «y nos prometieron que nos volveríamos a reunir para discutir un procedimiento y que se pueda poner una segunda hora dentro de la autonomía de centro, pero eso quedaría en disposición del centro».
María del Mar Golbano, presidenta provincial del sindicato ANPE, recordó que muchos de estos docentes cuentan «con más de 20 años de servicio, siempre han tenido estado inestable en horario, compartiendo centros, no sabiendo nunca cuál es su situación para el curso próximo. Y consideramos que ya es momento que tengan una estabilidad y una consideración».
En la concentración también hubo padres como Guadalupe Sánchez, madre de dos niños. «Mis hijos estudian religión porque creo que estoy en mi derecho de elegir su educación. No entiendo que se coarte la libertad de los padres y no entiendo este acoso a la religión como algo ideológico. Estoy de acuerdo con defender la libertad como padres y los puestos de trabajo de tantas personas».
COMENTARIO: La anomalía es que exista una materia confesional y dogmática en la escuela, la anomalía es que las administraciones públicas, es decir que con dinero de todos (más de 600 millones de euros anuales), se pague un personal que ha accedido a un puesto laboral sin los criterios que rigen la contratación pública, sino por designación del obispo, o con la certificación de idoneidad del mismo. Lo anómalo sería que ese personal que ha venido enseñando el dogma y la moral católica se le asignen otras enseñanzas, o que los asperantes e interinos se queden en la calle y ellos sigan de forma totalmente anómala en la escuela.
Defendemos la salida totoal de la religión confesional de las escuelas y defendemos la igualdad para acceder a un puesto laboral, y esperamos que la Consejería de Educación a quien se le ha reclamado desde Andalucía Laica la reducción horaria y la eliminación de esta materia, no ceda ante unos intereses particulares y de privilegio, frente al interés general de la educación.